La estrategia planteada por el secretario general de la Comunidad Andina, de “integración para la globalización”, se amplió hacia la seguridad en el XV Consejo Presidencial Andino, con lo cual se aspira a promover el cambio y a provocar decisiones que mejoren la seguridad subregional.

Sin embargo de haberse clarificado el horizonte y establecido la plataforma básica que sustente los planteamientos de la seguridad andina, como son: la declaratoria de Zona de Paz y la Política de Seguridad Común Andina (PSCA), parece que el camino por recorrer será muy largo y difícil.

Situación percibida por el subsecretario norteamericano de Defensa, Roger Pardo Maurer, quien en un coloquio en el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS) de Washington, dijo acerca de nuestros países que “no tenemos ninguna opción para hacer frente a las amenazas si no evolucionamos al mismo tiempo que ellas”.

El planteamiento no propone dar énfasis a la seguridad en el tratamiento de los problemas, porque hay una gran diferencia entre amenaza y situación de riesgo, entre terrorismo y pobreza, como fueron catalogadas en forma consensual entre los 34 países en la última Asamblea General de la OEA realizada en Quito. Por lo tanto, para afrontarlas es necesario previamente evaluarlas y ampliar la cooperación interinstitucional para obtener respuestas y soluciones multisectoriales, específicas, acordes con la amenaza o con la situación de riesgo.
Por consiguiente, la falta de evolución no se encuentra en el pensamiento, en los conceptos o en los mecanismos de seguridad subregional, sino más bien en la diacronía que existe entre los avances logrados en materia de seguridad de la misma CAN, y de ella con los de la OEA y otros mecanismos internacionales, como la Conferencia de Ministros de Defensa.

Es el caso de la  Decisión Andina 505, vigente desde el año 2001, la cual prescribe una lucha integral contra las drogas ilícitas en la subregión. Esta decisión y otras similares nuevamente forman parte del Acta de Quito y de los lineamientos de la PSCA, para prevenir, combatir y erradicar las nuevas amenazas a la seguridad.

Duplicación alcanzada tras largos debates y repetidas aclaraciones para que no se confunda con la ejecución del Plan Colombia. Esfuerzos redundantes que deberían orientarse a reforzar las decisiones tomadas con anterioridad y a vincularlas con los convenios firmados, para obtener una política oportuna y eficaz que mejore la seguridad subregional.

Tener fronteras seguras en la actual situación internacional es una prioridad de efecto recíproco, ya que la magnitud de un conflicto interno tiene potencialidad para desestabilizar a la subregión y, al mismo tiempo, la inestabilidad política y los problemas de gobernabilidad no son factores positivos para la solución de los problemas de seguridad interna de los países vecinos.

La soberanía y la seguridad dejaron de ser temas aislados, por lo que la seguridad cooperativa es la única salida para remozar al sistema de seguridad hemisférica.

La Red Andina de Seguridad, propuesta en el Acta de Quito, nace como un nuevo mecanismo para democratizar la seguridad e impulsar los consensos que se necesitan para llevar a la práctica estrategias integrales, pero por sobre todo oportunas.