La Reina de España se convirtió ayer por un día en peregrina para recorrer, junto a los miembros de la Guardia Real, un tramo del Camino de Santiago y vivir, según sus palabras, la “fantástica” experiencia de recorrer la ruta jacobea en este Año Santo.

La reina Sofía llegó al Monte del Gozo, en la ciudad de Santiago de Compostela, tras una caminata de cinco kilómetros a la cabeza de la multitudinaria peregrinación de la Guardia Real, formada por muchos de sus miembros, familiares y amigos, así como representantes de guardias reales y republicanas de otros países europeos.

Una hora y media antes, Sofía se había incorporado a la marcha junto al jefe de la Casa del Rey, Alberto Aza.

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Vestida con pantalones y camisa color caqui, con un pañuelo al cuello, botas de montaña y un sencillo bolso de lana de rayas de colores, y ayudada por el clásico bastón de peregrino con una calabaza atada, la Reina caminó a buen paso, mientras los peregrinos se veían sorprendidos por su presencia.