Los jubilados de Guayaquil amanecieron ayer molestos. Ellos presentaron su oposición a la propuesta que estudia el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) de hacer un incremento del 27% al Fondo de Pensiones de Vejez, Invalidez y Muerte.

Los pensionistas que veían ayer televisión, dormían o conversaban en el mezanine de la Caja del Seguro de Guayaquil se aglomeraron en el patio de la dependencia para discutir el tema.

Ellos se quejaron ante Ruth Domínguez, presidenta de la Asociación Publio Falconí y acusaron al dirigente Gerardo Ramos (de Quito) de “traidor” si acepta ese planteamiento.

Publicidad

La dirigente calmó los ánimos de los manifestantes y enfatizó que su lucha es que al proyecto de que la pensión básica jubilar sea de 135,62 dólares, se le aumente el 53%, caso contrario, no aceptan.

“Los compañeros están preocupados de que nuestro presidente a nivel nacional, Gerardo Ramos, vaya a aceptar esa tesis, pues, entonces, ¿de qué valdría la lucha que se ha venido haciendo?”, cuestionó.

El abogado de los pensionistas, Enrique Hurtado, detalló que el 27% se reduce de acuerdo a lo que gana el afiliado inactivo. “El que más percibe, menos porcentaje le tocará. Es el principio de la solidaridad del Seguro”, precisó. Además, los 135,62 dólares se aplicarían automáticamente solo a todos los pensionistas que ganen menos de esta cantidad.

Publicidad

De los aproximadamente 40.000 jubilados que existen en la provincia del Guayas, el 25% percibe menos de $ 100 y hay 111.450 en el resto del país que ganan menos de los $ 80, precisó. Pero, la decisión está tomada, enfatizó Domínguez: en caso de que no haya una resolución, están dispuestos a empezar hoy una huelga de hambre. Los afiliados inactivos planifican realizar una marcha con el apoyo de los organismos sociales, mañana a las 16h00.

Por ello, el lunes pasado los médicos del IESS empezaron a hacer electrocardiogramas, exámenes de hipoglicemia e hipertensión a los pensionistas. Domínguez señaló que envió a sus casas a trece jubilados, porque estaban enfermos.

Publicidad

“¿Usted cree que se puede vivir con 140 dólares luego de 32 años de trabajo en la Autoridad Portuaria?”, preguntaba ayer, un poco alterado, Vicente Guevara, de 56 años. Él mismo se respondió: “pues, no. Y no es justo lo que nos hacen”.

Desde Pascuales llegó María Loor, de 53 años, a la Caja del Seguro. La mujer quería saber en qué terminaría el reclamo de los jubilados que lleva ya 29 días. Con recibo en mano, la beneficiaria de Montepío demostraba que percibe apenas $ 50,90 y no le alcanza para mantener a sus 4 hijos. Solo en servicios básicos invierte $ 20. Carmen Ortuño, de 53 años, en cambio, llegó a la dependencia del Seguro para visitar a su madre, Rosa Hernández, de 90 años.

La hija quiere llevarse a su madre a casa, no quiere que participe de la huelga de hambre. Pero no logra todavía convencerla. Rosa quiere estar hasta el final.