Millares de piqueteros de organizaciones opositoras al Gobierno argentino, que reúnen a pobres y desocupados, volvieron a realizar una demostración de fuerza durante cinco horas en el centro de Buenos Aires, antes de concentrarse en la Plaza de Mayo para pedir subsidios y ayuda social.
La protesta finalizó en la histórica plaza, frente a la casa de gobierno, con un discurso de delegados mineros de la localidad patagónica (sur) de Río Turbio, donde hace 25 días murieron 14 trabajadores en un derrumbe de una mina de carbón, en la peor tragedia en los 60 años del yacimiento.
Cálculos independientes señalaron que unos 10.000 activistas marcharon e interrumpieron el tránsito por calles y avenidas del corazón de la capital argentina, pero la policía no reveló sus estimaciones.
"Exigimos juicio y castigo a los responsables de las muertes de 14 mineros en Río Turbio, el desprocesamiento de los luchadores sociales y el fin de la policía de gatillo fácil ", se indicó en las leyendas de los carteles que portaban los manifestantes.
Uno de los grupos de mayor virulencia opositora, el Movimiento de Jubilados y Desocupados, liderado por Raúl Castells, marchó por separado para concentrarse frente al ministerio de Trabajo.
El mayor problema para el tránsito se produjo en torno al tradicional Obelisco, nudo estratégico de avenidas en el microcentro porteño.
Otros grupos se reunieron frente a la sede de la Corporación de Rematadores y Martilleros Públicos, para pedir que cesen los desalojos y remates judiciales de viviendas.
También se organizaron mitines frente al ministerio de Planificación Federal, a la secretaría de Agricultura, y filiales bancarias en la llamada city porteña.