La televisión es el arte de guardar lo mejor para después. Los avances de programación son un elemento crucial en esa lógica. En el mundo de la oferta continua de entretenimiento e información, las palabras “al volver” administran nuestro consumo esquizofrénico de imágenes de impacto y marcan la pauta de nuestras compulsiones. “No se pierda, al volver: lo cosieron a puñaladas pero sigue vivo”.

La publicidad afloja las tensiones y prepara los ánimos para lo que vendrá: marca los puntos de suspenso y pospone –indefinidamente, en ocasiones– el anunciado clímax emocional. Esto ocurre tanto en los programas de entretenimiento como en los noticiarios y en los reality shows. Antes de pasar a publicidad, ‘El noticiero’ de TC promociona sus muertos de la misma manera como Maritere vende sus puñetazos.

A veces, los avances de programación se mimetizan en la programación, a tal punto que creemos estar viendo un programa, cuando en realidad estamos viendo los avances del próximo.

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El tan anunciado estreno del reality show ‘Cambio extremo’, conducido por Marián Sabaté en Canal Uno, fue una muestra de cómo funciona esta técnica de posponer indefinidamente el clímax emocional. Tras quince días de promoción intensa, el show no empezó, se pospuso. Marián se tomó una hora y cuarto para presentarnos a las participantes, que fueron apareciendo de dos en dos, de tres en tres, antes y después de cada corte comercial.

Les presentamos a Heidy Álvarez, Diana Delgado y Brenda López. Enseguida vienen las demás, pero antes, publicidad de comida para perros, champú para el cabello, Prefectura del Guayas y desodorante para hombres activos. Siguen Elsa Macías, Lesly Alarcón, cápsulas para el estrés, crema para la piel y Prefectura del Guayas.

Enseguida volvemos, no se mueva de donde está, mañana se lo decimos. Es casi una situación de laboratorio: conejos y zanahorias.