A la prohibición de movilizar ganado en todo el país, hasta el próximo sábado, a causa de la fiebre aftosa, se suma ahora la presencia de un brote de rabia bovina en la provincia de Napo, que hasta ayer ocasionó la muerte de seis reses.

El coordinador del Servicio Ecuatoriano de Sanidad Animal (SESA) de Napo, Teodoro Calle, informó que los casos de rabia bovina están comprobados con diagnóstico de laboratorio y se ubican en los cantones Carlos Julio Arosemena Tola y Tena. Hasta el mediodía de ayer se reportó la muerte de seis cabezas de ganado y no se descarta que ese número aumente.

Las fincas donde se localizó la enfermedad pertenecen  a Carlos Londoño y Ángel Sanmartín, en el sector El Capricho, de Arosemena Tola, y a Juan Andi, de la parroquia Pano de Tena.

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Calle señaló que la proliferación de murciélagos en estos sectores es la causa de transmisión de la enfermedad.
Mencionó que el SESA emprendió un programa de control que incluye la captura de los vampiros con redes especiales para aplicar en sus cuerpos una pomada denominada vampiricida, traída de México, y luego liberarlos. Cuando el murciélago retorna a su colonia y toma contacto con sus congéneres provoca la muerte por los efectos de la pomada.

La rabia bovina es un mal endémico en el Oriente ecuatoriano por la presencia de cuevas donde se alojan miles de vampiros. Incluso el Ministerio de Salud registra la muerte de una decena de niños en Morona Santiago, en 1996, por ataques de los murciélagos.

En el caso de las mordeduras a los bovinos, la enfermedad se manifiesta con abundante salivación, parálisis de las extremidades, orina frecuente y no come ni bebe.

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El director del SESA en Napo dijo que dispuso que todo ganado muerto con diagnóstico presuntivo de rabia debe ser incinerado y enterrado. Existe riesgo de contagio a los humanos cuando la saliva del animal ingresa a la sangre a través de heridas.