El Gobierno de Estados Unidos examina la posibilidad de aplazar las elecciones presidenciales previstas para el próximo 2 de noviembre, si se produce un atentado de la red terrorista Al Qaeda, afirmó ayer la revista Newsweek.

La publicación, que cita fuentes anónimas, asegura que el Departamento de Seguridad Nacional pidió al de Justicia la semana pasada que determinara qué pasos legales habría que dar para aplazar los comicios si se produjera un atentado el día de las elecciones o inmediatamente antes.

El presidente de la comisión de Ayuda a las Elecciones en EE.UU., DeForest Soaries, recordó en una carta al secretario de Seguridad Nacional, Tom Ridge, que el 11 de septiembre del 2001 (9/11) se suspendieron rápidamente después de los atentados unas elecciones primarias en el estado de Nueva York que debían celebrarse ese día.

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Agregó que “no hay un departamento del Gobierno federal con la competencia para cancelar y posponer unas elecciones federales” y que quiere que Ridge obtenga del Congreso, según la revista, la aprobación de una ley de emergencia que dé poderes a su comisión para decidir esa posible cancelación.

Aunque la opción suena drástica, agrega Newsweek, el Departamento de Seguridad Nacional la toma en serio, con otras posibles opciones en caso de un atentado.

Esta semana, Ridge advirtió que informes de los servicios de inteligencia señalaban la posibilidad de una grave amenaza terrorista contra EE.UU. durante el proceso de las elecciones, por parte de la red Al Qaeda, de Usama Ben Laden, responsable de los ataques del 9/11 que dejaron más de 3 mil muertos.

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Iraq en las campañas

Los conservadores, un elemento crucial en la reelección del presidente George W. Bush, temen que la guerra de Iraq perjudique la posibilidad de retener la Casa Blanca.

Casi 150 conservadores escucharon en silencio cómo Stefan Halper, un veterano funcionario de los gobiernos republicanos de Nixon, Ford y Reagan, criticaba la política de la Casa Blanca en Iraq.

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Los conservadores, el puntal de la base política de Bush, están cada vez más molestos con la invasión a Iraq y la persistente violencia de la posguerra, dijeron Halper y algunos de sus colegas republicanos.

“No fuimos recibidos con flores en las calles. Nos está costando un montón de dinero, aislándonos de nuestros aliados y amigos”, dijo Halper, donante de la campaña del presidente George W. Bush

“Estoy muy desilusionado con sus acciones con la guerra. Es una farsa total”, dijo Tom Hutchinson, de 69 años, conservador que votó por los republicanos en el 2000 y que en noviembre no sufragará.

El partido demócrata aprobó un proyecto de programa de gobierno para la campaña, en la que condena la guerra contra Iraq  pero prevé mantener las tropas ocupantes.

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El programa demócrata afirma que Bush “exageró” en forma  “negativa” el tema Iraq, “particularmente respecto a las armas de destrucción  masiva y la relación entre Saddam Hussein y Al Qaeda”.