¡Mucho lote es la Baki! ¡Qué ministresa! No solo sabe de comercio exterior e interior, de dietas interiores y exteriores, de viajes (al interior y al exterior), de modas interiores y exteriores, sino que, como si todo lo interior, ¡ay no, qué bruto, lo anterior quise decir!, fuera poco, es experta en números. Interiores y exteriores, por supuesto.

El otro día toda se subió a la pasarela para presentar sus cuentas en el torneo de Miss Universo. El público vio que eran bien sólidas, porque estaban sustentadas en las mismas varillas del andador de María Susana, que había sido reciclado para hacer el asiento contable, como decimos los contadores.

¡Qué cuentas las de la Baki! ¡Y qué altas: como de trece millones, sin tacos! Y facilitas de entender.

Verán: en el concurso se gastaron doce millones novecientos cincuenta mil dólares. Se recaudaron cinco millones trescientos noventa y cuatro mil dólares.
Todo lo cual arrojó una ganancia de dos millones de dólares.

¿Cómo, cómo?, se preguntarán ustedes, atónitos ante la suma y resta de la Baki, que no cuadran. Porque si en el concurso se gastó eso y se recaudó eso, lo que costó en realidad fue siete millones quinientos cincuenta y seis mil dólares.

Y no pues, ustedes no tienen razón. ¿Saben por qué? Porque para la Baki los números no pueden reducirse solo a números. ¿Ya? ¿Ahora sí entendieron? ¡Qué inteligentes que son!

Y es que para mesejante ministresa las matemáticas no son solo cifras, sino otra cosa. En las matemáticas hay  algo inefable, que está allí pero que no es cuantificable, medible, aprehensible. O sea son esos dos millones de dólares que ella cita como ganancia: algo que no podemos ver, ni tocar pero que queda flotando en el ambiente, como el aroma de un Chanel number five.

Lo cierto es que después de su gran éxito missiológico, ahora la Baki quiere que el Ministerio de Turismo haga un permanente seguimiento del concurso, para que la inversión no se pierda. ¿Entendieron? Viniendo de la Baki, clarito está. Lo que quiere decir es que el Ministerio de Turismo tiene que cuidar que las candidatas no se engorden para que no se pierdan por gordas, creo.

Y, con eso, en todo el mundo se seguirá hablando del Ecuador pero ya no por el concurso, sino porque se habrá descubierto que en este país existe –¡oh prodigio!– una ministresa fuera de serie que siempre termina ganando dos millones en glamour, aunque pierda siete en efectivo.

Chuta, ahora lo que nos falta es que nos informe sobre sus negociaciones en el TLC. O sea ahí sí creo que hemos de perder más, pero al final también hemos de ganar dos millones de dólares, no se preocupen. Porque mucho matemática es la Baki, para qué también.