El director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), George Tenet, quien  abandona hoy oficialmente sus funciones, deja un organismo sumergido en la incertidumbre y blanco de críticas sobre su  desempeño respecto a Iraq.

Su partida coincide con la publicación de un informe de la comisión de Inteligencia del Senado, que indica que la CIA no previno los atentados del 11 de septiembre del 2001 (9/11) y que la acusa de dar información “exagerada” o “infundada” sobre las supuestas armas de destrucción masiva de Iraq, argumento usado para justificar la invasión a ese país.

Tras el duro informe la CIA afronta una amplia reforma, que puede convertirse en un arma política en la campaña electoral para la elección presidencial de noviembre.

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Al mando de este servicio secreto, por el momento, queda su “número 2”, John McLaughlin, hasta que se decida el director definitivo.

Parlamentarios republicanos estiman que la CIA ignoró durante demasiado tiempo “el núcleo de su misión”, consistente en reclutar espías e infiltrarse en organizaciones terroristas como Al Qaeda.

Tenet, de 51 años, fue designado por el presidente demócrata Bill Clinton en 1997.

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En mayo pasado, durante las audiencias sobre los atentados del 9/11, Tenet autocriticó las debilidades sistémicas y la ausencia de comunicación entre los servicios de inteligencia y advirtió que se necesitarían cinco años para reconstruir un  aparato de inteligencia eficaz.

Incluso partidarios de Tenet reconocen que la agencia no identificó las nuevas amenazas terroristas y Wallace Gregson, ex asesor militar de la CIA, señaló que esta trató aisladamente la toma de rehenes en la Embajada de EE.UU. en Teherán (1979) y los atentados contra el World Trade Center de Nueva York (1993), el cuartel de tropas de EE.UU. en Líbano (1983), las embajadas de Kenia y Tanzania (1998), entre otros.

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Una prueba de la debilidad de la CIA y su poca inclinación por asumir riesgos es que el 9/11 no tenía agentes en Afganistán, cuando todo el mundo sabía que el jefe de la red Al Qaeda, Usama Ben Laden, operaba desde allí.

Thomas Powers, especialista en servicios de  inteligencia, afirma que “el gran problema es que la CIA jamás estuvo tan influida por la  política como bajo (la administración de) Tenet”, y está siendo concebida como instrumento del poder presidencial.