Televistazo en la comunidad’ fue directo al grano. El informativo que estrenó Ecuavisa el pasado lunes, a las siete de la noche, reveló sus intenciones desde el primer minuto y ni siquiera se tomó la molestia de presentarse:

TANIA TINOCO.– Buenas noches, amigos televidentes.

CARLOS LUIS MORALES.– Bienvenidos a ‘Televistazo en la comunidad’.

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T.T.– Secuestradores andan sueltos y atemorizan a la sociedad.

C.L.M.– Mientras que delincuentes asaltan almacenes de Artefacta.

Música de apertura. Cortina. En la pantalla aparece la palabra “Titulares”. Las voces de los dos locutores, en off, se turnan para leer:

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T.T.– Una mujer muere apedreada en el suburbio porteño.

C.L.M.– Ex policía asesinado dentro de su carro.

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T.T.– Presos se fugan de la cárcel de Machala.

C.L.M.– Pasamos la noche en la Emergencia del hospital Luis Vernaza.

T.T.– Conozca el insólito caso de la muerta viva.

C.L.M.– Y la historia del minusválido que venció a la desgracia.

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Mientras tanto, en la pantalla, se suceden imágenes de impacto: primer plano de una pared rasgada y ensangrentada; primer plano de los pies de un cadáver sobre una mesa de autopsia; plano-secuencia de un herido ingresando al hospital en una cama de ruedas; toma de un sonriente joven sin brazos que camina por la calle...

Las cosas cambian rápidamente. Hasta hace poco, Ecuavisa se preciaba de mantenerse al margen del sensacionalismo. Nunca, por ejemplo, se permitía abrir su informativo del horario estelar nocturno con noticias de la crónica roja, y muy rara vez incluía alguna entre los titulares principales.
Se dirá que el noticiario central mantiene intacta su seriedad editorial y sigue siendo el mismo, pero eso no es más que una coartada. ¿Por qué el nuevo ‘Televistazo en la comunidad’ se emite antes de la edición central y no después, como debiera ser en función de las prioridades informativas?

Pienso que, frente al nuevo panorama del mercado noticioso, con Canal Uno reforzado y TC imbatible en audiencia, Ecuavisa decidió que sus titulares sangrientos debían salir a la misma hora que los de la competencia, y con la misma largueza. Antes, el canal del Cerro trataba de diferenciarse de TC; hoy, prefiere mimetizarse con él, competir en el mismo terreno y con las mismas armas.
Ecuavisa claudicó. ‘Televistazo en la comunidad’ es una señal que pone en evidencia los rumbos por los que está optando la televisión ecuatoriana. Es un síntoma de descomposición.

Lo más preocupante de todo esto es el concepto de “comunidad” que Ecuavisa está ayudando a consolidar en la sociedad. ¿Acaso Guayaquil se parece a esa ciudad que reflejan los titulares del nuevo noticiario? Según ellos, esta es una comunidad ensangrentada en la que todos temen y se afligen porque están “a merced de la violencia” (son palabras de Tania Tinoco); una comunidad donde los únicos que sonríen son los discapacitados que vencen a la desgracia; una comunidad cuyo interés por el mundo se circunscribe al caso del menor de 14 años que mató a su novia de 13, en España, o al de las bandas rivales que se enfrentan a balazos en Río de Janeiro (sin profundizaciones sociales complejas, claro, solo los tiros).

Ecuavisa ha pervertido el concepto de periodismo comunitario. Lo ha convertido en un inventario de casos de lo extraordinario cotidiano. Una suma de sucesos aislados en la que no alcanza a dibujarse ningún proceso comunitario real y que proyecta una imagen distorsionada de la vida.

Todo pierde su dimensión social y se convierte en objeto de consumo inmediato, esquizoide y paranoico: fast food.

“Una breve pausa pero, al volver, veremos cómo marcha la protesta de los jubilados en Guayaquil. También le contaremos el problema que hay en el barrio Los Vergeles. Y estaremos en el Festival del Vallenato y el concierto de Verdes 70”.

Como vemos, la lucha de los jubilados calza a la perfección en la agenda de lo extraordinario cotidiano. Para ese periodismo, la imagen de un grupo de ancianos llorando por sus muertos es casi tan preciada como la de un cadáver purulento en una morgue. Y se valora de la misma manera.

Porque todo está en un mismo plano, todo es desechable.
Entre el alcantarillado y la música de moda, el sacrificio de los jubilados pierde su peso específico, y su dimensión histórica queda reducida a cero.

A fuerza de acumular primeros planos, la realidad nacional queda convertida en un pastiche deforme. Aunque Ecuavisa ni se lo plantee, lo que está impartiendo de este modo es una versión depravada de la educación cívica para el mejor desarrollo de nuestra indolencia social.

Buen trabajo.
raguilarandrade@yahoo.com