Las relaciones entre Europa y América Latina han pasado por diversos momentos y etapas, algunas de las cuales han marcado huellas indelebles en nuestra identidad. Hoy esos mismos vínculos entre la Comunidad Andina y la Unión Europea se han reforzado y han dado un giro importante, con ocasión de la reciente Cumbre de Guadalajara.

En el encuentro celebrado el 29 de mayo último en la ciudad de Guadalajara, México, con ocasión de la III Cumbre entre América Latina, el Caribe y la Unión Europea, los jefes de Estado de la Comunidad Andina y la troika de la UE acordaron poner en marcha el proceso hacia un acuerdo de asociación, que incluirá un área de libre comercio, con base en los resultados de la ronda de Doha y la profundización de la integración económica por parte de los países andinos.

A fin de poner en aplicación ese proceso, los mandatarios decidieron que, en el segundo semestre del presente año, se reúna la Comisión Mixta CAN-UE para definir claramente los pasos a seguir, cuál será el calendario de actividades y qué metas y objetivos tienen que lograrse en el proceso que conduzca hacia el acuerdo de asociación.

Expresión de los nuevos nexos que se han venido desarrollando entre la Comunidad Andina y la Unión Europea es el llamado Régimen Especial de Preferencias (SGP-Drogas) que, desde 1990, la Unión Europea otorga a los países de la Comunidad Andina como reconocimiento a la lucha de nuestras naciones contra el flagelo global del narcotráfico. Bajo este esquema, casi la totalidad de las exportaciones de los países andinos ingresa desde entonces al mercado europeo libre de arancel.

De otro lado, en diciembre de 2003, con la suscripción en Milán del Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación entre la Comunidad Andina y la Unión Europea, los dos bloques ratificaron su interés en avanzar más allá de las preferencias comerciales, al incorporar una amplia variedad de temas, entre los cuales destacan la gobernabilidad democrática; la seguridad y la paz; la estabilidad política y social; la consolidación de la integración regional y la mejora de la competitividad.

Asimismo, es necesario resaltar la voluntad europea de renovar los beneficios que otorgan a los países de la CAN –y que vencen en el año 2005– con el SGP-Droga, mientras avanzan las negociaciones del acuerdo de asociación, hecho que garantiza una transición segura hacia este nuevo instrumento.

Corresponde a los países andinos hacer una adecuada lectura de los acuerdos adoptados con la Unión Europea en la Cumbre de Guadalajara y profundizar la integración en todas sus dimensiones. Pero también, los nuevos acercamientos demandarán de nuestros socios europeos la adopción de criterios más flexibles para entender que la integración de hoy, en un contexto de globalización, no es la misma de hace 60 años cuando se firmó el Tratado de Roma, ni tampoco aquella que iniciaron los países andinos en 1969 mediante la suscripción del Acuerdo de Cartagena.

En la mutua comprensión y beneficio estará la clave que permitirá a andinos y europeos alcanzar los propósitos compartidos de profundizar su cooperación política y libre comercio a través del acuerdo de asociación perfilado en Guadalajara.
 
* Secretario General de la Comunidad Andina.