Tras un comienzo de campaña bastante anodino, el candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, John Kerry, aumentó el ritmo preelectoral esta semana, con la incorporación del tonificante John  Edwards.
 
Tras haber ganado fácilmente las primarias demócratas a comienzos del año,  John Kerry pareció perder dinamismo en su campaña y desaprovechar las  dificultades de su adversario, el presidente republicano George W. Bush: los  problemas en la guerra de Irak, el escándalo de torturas a prisioneros iraquíes  y la crisis económica.
 
Los funerales del ex presidente republicano Ronald Reagan, más la puesta en  venta de la autobiografía del ex presidente demócrata Bill Clinton en junio no  lo ayudaron a salir de la sombra.
 
Pero al elegir el martes como compañero de fórmula al carismático senador  por Carolina del Norte (sur), John Edwards, su principal rival durante las  primarias demócratas, Kerry dio un verdadero impulso a su campaña.

"Parece más listo para el combate electoral que antes", opinó Dennis  Goldford, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Drake en Des  Moines, Iowa (centro).
 
Las imágenes de felicidad familiar con los jóvenes hijos de Edwards (Emma  Claire  y Jack) aparecieron en todas las cadenas estadounidenses, y le dieron a  la reunión entre Kerry y Edwards, en la propiedad familiar de Teresa Heinz, la  rica esposa del senador de Massachusetts, un cierto aire al estilo de los  Kennedy.
 
La elección de Edwards fue saludada por varios expertos como la mejor  posible para Kerry, y una forma de darle el carisma faltante y un vínculo  directo con las clases medias. Según ellos, Kerry se siente suficientemente  seguro como para no temer el aura de Edwards.
 
"Edwards es fuerte allí donde Kerry es débil", resumió el diario The  Washington
 
Post. Edwards es carismático, mientras que Kerry es distante. Edwards es  hijo de un obrero y Kerry hijo de un diplomático. Edwards viene del sur de  Estados Unidos, mientras que Kerry es del nordeste.
 
"Edwards es del sur, lo que no quiere decir que esos Estados vayan a votar  a Kerry, pero puede volver a Kerry más seductor en los Estados fronterizos del  sur como Virginia Occidental o tal vez Missouri", opinó James Lindsay, experto  del centro de estudios Council on Foreign Relations en Washington.
 
Los Estados del sur son un feudo tradicional de los republicanos, pero los  demócratas consideran -a partir de la elección de Edwards- que Carolina del  Norte (Estado que representa en el Senado) es un nuevo campo de batalla.
 
"El trabajo de Edwards como abogado especializado en indemnizaciones  (civiles) le permite también destacar ante los estadounidenses que él es  alguien que lucha por ellos", opinó Lindsay.
 
Los republicanos atacaron inmediatamente a Edwards en su flanco débil: el  de la experiencia. Lo compararon con el vicepresidente de Bush, Dick Cheney,  quien recorre los corredores del poder desde hace tres décadas en Washington.
 
Según los sondeos, la designación de John Edwards mejoró las intenciones de  voto a Kerry. Ahora ambos intentarán conservar el impulso hasta la Convención  Nacional Demócrata en Boston, del 26 al 29 de julio, que los designará  oficialmente como candidatos para las elecciones de noviembre.
 
Pero para ello deberán hacer frente a una nueva campaña de propaganda  negativa lanzada el viernes por el equipo Bush-Cheney. "Esos avisos van a  intentar dañar ese buen momento", opinó Dennis Goldford.
 
El equipo demócrata tiene municiones para contraatacar, con un botín de  guerra que no deja de crecer. John Kerry ya recolectó 180 millones de dólares  para financiar su campaña, y se acerca a los 210 millones de Bush.