Un abrazo entre el imán Rashid Omar y el rabino David Rosen puso fin a la asamblea de líderes espirituales celebrada durante tres días en las afueras de la ciudad española de Barcelona, en un acto previo al Parlamento de las Religiones.

Con este gesto culminó el encuentro en el monasterio de Montserrat, donde unos 400 dirigentes espirituales de 35 países buscaron fórmulas para que las comunidades religiosas contribuyan a dar respuestas a problemas como la deuda exterior, el agua potable, la situación de los refugiados o la violencia religiosa.

La principal conclusión de la llamada Asamblea de Montserrat es que, con acciones “simples y profundas”, se puede ayudar a solucionar estos problemas. Entre otras medidas, acordaron destinar parte de sus sueldos a apadrinar a un niño de un país subdesarrollado.