Científicos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) han descubierto un nuevo mecanismo genético de la evolución del que no se tenían evidencias, según una investigación publicada ayer por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. 

El equipo de investigadores de esta universidad española, dirigido por el profesor del departamento de Genética y Microbiología de la UAB, Alfredo Ruiz, ha descubierto que los “transposones”, pequeñas secuencias de ADN que viajan por el genoma, pueden silenciar los genes que se encuentran a su lado mediante la inducción de una molécula denominada “RNA antisentido”.

Fuentes de la UAB informaron ayer que durante mucho tiempo se ha considerado a los “transposones” como una parte inútil del material genético e incluso los científicos lo calificaban como “ADN basura”, sin embargo la investigación ha evidenciado que estos pueden causar cambios favorables para la adaptación y la supervivencia del organismo en el que se encuentran.

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En esta investigación, los científicos de la UAB han demostrado que un “transposón” en el genoma de la mosca Drosophila –la especie más utilizada en estudios de genética– ha silenciado un gen que se encuentra a su lado, es decir, ha reducido su nivel de expresión de manera significativa.

La expresión de un gen consiste en la utilización del ADN como molde para la síntesis de una molécula denominada RNA mensajera que, a su vez, sirve para sintetizar una determinada proteína.

Según los investigadores de la UAB, el “transposón” induce la síntesis de una molécula complementaria al RNA mensajero normal y se crea una nueva molécula complementaria, que los científicos han dado en llamar RNA antisentido, que evita que pueda ser utilizado para sintetizar la proteína.

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Aunque la investigación se ha llevado a cabo en una mosca, los investigadores han asegurado que los “transposones”, que en el genoma humano representan el 45% del material genético, pueden estar provocando el mismo tipo de efecto silenciador en nuestra especie.

En la investigación han participado, además Alfredo Ruiz, responsable del Grupo de Genómica, Bioinformática y Evolución de la UAB.