El primer ministro Tony Blair admitió este martes cierta fricción con el presidente estadounidense George W. Bush, y reconoció que esa amistad podría ocasionarle problemas políticos en Gran Bretaña. 
 
Pero ante una serie de preguntas hostiles de los legisladores, el gobernante defendió la alianza anglo-norteamericana en la guerra contra el terrorismo e insistió en que defendía los intereses británicos. 
 
No estoy enloquecido con el lado político. Particularmente en mi propia familia política veo que de vez en cuando es un problema, dijo Blair, que ha sido muy criticado en el seno de su Partido Laborista por la guerra de Irak. Pero agregó:   No creo que este país deba avergonzarse por su relación con los Estados Unidos. 
 
Durante una sesión de dos horas y media ante una comisión de la Cámara de los Comunes, Blair debió responder a numerosas preguntas acerca de su relación con Bush. En sus respuestas, admitió dos diferencias básicas con Bush: la negativa de Washington a firmar el protocolo sobre cambios climáticos y la detención de cuatro británicos en la base naval de Guantánamo, Cuba. 
 
La base de Guantánamo es una anomalía que en algún momento tiene que terminar, dijo Blair en sus declaraciones más enérgicas acerca del desacuerdo. 
 
Pero agregó que los Estados Unidos no estaban del todo equivocados al detener a gente que consideraba una amenaza contra su seguridad. 
 
Y agregó que en el tema del recalentamiento global continuaría el diálogo con Washington. 
 
Las preguntas de todos los partidos revelaron la inquietud de muchos diputados de que el gobierno sigue fielmente la política exterior de Estados Unidos sin ejercer influencia alguna sobre ella. 
 
Con toda seguridad que nuestro país tiene el derecho a saber, habiendo ido a la guerra, habiendo combatido hombro con hombro con los norteamericanos... lo que recibiremos a cambio de ello, preguntó el legislador conservador Edward Leigh. 
 
Una opinión generalizada en Gran Bretaña es que Blair respaldó a Bush en el caso de Irak a cambio de la promesa de Washington de intensificar sus gestiones de paz en el Medio Oriente. 
 
En ocasiones exasperado, Blair desmintió que la relación entre ambos países fuese un trato de   toma y daca en que los Estados Unidos   de vez en cuando nos tiran una migaja.