Los 400 estudiantes de la escuela Enrique Gil Gilbert reciben clases en patios, garaje y terrazas.

La llovizna y el frío de la mañana impidieron ayer que Magali García, de 9 años, estudiante de tercer año básica de la escuela Enrique Gil Gilbert, pudiera atender fácilmente las clases de gramática y matemáticas. “Tenemos frío y por el viento el agua mojó nuestros pupitres y cuadernos”, explicó.

Ella junto a sus compañeros no pudieron estudiar tranquilos a pesar de que los profesores y los padres de familia colocaron plásticos y fundas en las cubiertas para que los menores no se mojaran.

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Pero no solo eso es molestia para los pequeños. La menor contó que el sol es otro de los problemas que les afectan. “Me duele la cabeza casi todos los días porque nos da directo el sol”, expresó.

Estos problemas son parte de la vida diaria de 400 alumnos de la escuela fiscal Nº 151 Enrique Gil Gilbert, ubicada en las calles 20ª y Callejón Parra (suroeste de Guayaquil), quienes desde la semana pasada se distribuyeron en dos terrazas, dos patios y un garaje.

El motivo del traslado de los estudiantes de doce paralelos es la demolición del antiguo edificio del plantel, de tres pisos, por ser considerado (en el 2002) en estado vetusto  por el Municipio de la urbe.

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Alejandro Portocarreño, de 10 años y de cuarto año básica, indicó que el lugar donde reciben clases (garaje) es incómodo porque ahí mismo funcionan cuatro grados más.

El menor asegura que no puede escuchar bien lo que dicta el profesor porque los estudiantes de los otros paralelos conversan. “Yo tengo que sentarme en primera fila para atender la clase, pero siempre me distraigo porque oigo las voces de los otros maestros”, afirmó.

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José Salazar Sánchez, director de la institución, señaló que solicitan al Ministerio de Educación les reconstruya el inmueble.

Según Salazar, miembros de la Dirección Nacional de Servicios Educativos del Ministerio de Educación le indicaron que se edificarán dos aulas para este período lectivo y dos para el próximo. “Tenemos muchos paralelos y esa promesa no nos convence”, dijo.

El plantel educativo funciona desde 1973 y hasta ahora carece de baños conectados a la red de alcantarillado sanitario y conseguían el agua por tanqueros. “Queremos que nos ayuden también en esto”, acotó.