Los griegos derrotaron 1-0 a los anfitriones, Portugal, en la final.
La selección de Grecia acabó con el mito de los grandes. Los discípulos de Otto Rehhagel se proclamaron campeones de la Eurocopa al vencer en la final al anfitrión, Portugal, al que se presentó de nuevo con un perfecto planteamiento defensivo y una asombrosa eficacia en el juego a balón parado.
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Antes de acudir a Portugal, el conjunto heleno no había ganado ningún partido en sus dos participaciones en torneos mayores (Eurocopa Italia 80 y Mundial EE.UU. 94).
Si ante la República Checa en las semifinales fue el central Dellas quien a la salida de un tiro de esquina y de cabeza llevó a su equipo al triunfo, ayer lo hizo Charisteas. El delantero lanzó a la red de Ricardo un balón procedente de un saque de esquina en el minuto 57 y también de cabeza.
Grecia, que había vencido a Portugal en el partido inaugural, volvió a sacar provecho de su táctica. Defendió con una disciplina y fortaleza física ejemplar y aprovechó su oportunidad para anotar. Es el nuevo rey de Europa contra pronóstico, pero quizá merecidamente, por el concepto de equipo desarrollado.
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Enseguida se vieron sobre el césped del estadio La Luz las intenciones de los dos equipos. Ninguno renunció al estilo practicado durante el campeonato. Dos tipos diferentes y antagónicos, pero con idéntico resultado hasta el final.
Otto Rehhagel, entrenador de Grecia, llevó a su elenco al envite definitivo con un fútbol defensivo y una disciplina de hierro. El DT alemán no tiene dudas de cómo sacar mejor rendimiento al equipo. Con un solo hombre en punta, el resto tiene una misión clara: proteger hasta la extenuación el área de Nikopolidis.
Una lección que tienen muy bien aprendida sus pupilos y que practican con brillantez. Lo hacen con una eficacia casi perfecta en el repliegue. Cuando ataca el rival se cierran los cinco jugadores que integran la línea defensiva, mientras que los dos hombres de banda, hoy Charisteas y Giannakopoulos, son dos atacantes más cuando su conjunto tiene la posesión del esférico. Portugal es todo lo contrario.
En el minuto 57, los malos presagios para el anfitrión se convirtieron en realidad. Basinas botó un tiro de esquina desde el lado derecho y Charisteas remató de cabeza a la red de Ricardo.