Los dos grandes incendios que obligaron a la evacuación de más de 700 personas y que ya han destruido 183.870 hectáreas de bosque en Alaska en los últimos días, amainaron ayer gracias a una bajada de las temperaturas.

Las llamas que afectan a la región de Fairbanks, han destruido algunas viviendas y no han causado víctimas mortales, según los servicios de emergencia.

No obstante, el alto riesgo y las densas columnas de humo, que mantienen en tierra a los aviones de la lucha contra el fuego, impiden el regreso a sus hogares de las familias evacuadas.

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Un portavoz de las unidades de bomberos dijo que se calcula que el incendio en Boundary, que ya destruyó 113.400 hectáreas de bosque, fue sofocado en el 15%.

El segundo fuego en Wolf Creek, una popular zona de recreación a 80 kilómetros al noreste de Fairbanks, consumió hasta ayer 70.470 hectáreas de bosque.