El 22 de junio a las 16h30 tomé un taxi desde Esmeraldas y Huancavilca para trasladarme a  las calles Primera y Ficus, de Urdesa Central.

Le exigí al taxista que encienda el taxímetro. Me respondió que no, y paró el carro para que me baje. Nuevamente le dije que el tenía la obligación de poner el taxímetro, y recibí de contestación una grosería, por lo que tuve que bajarme y tomar otro taxi.

Ese otro taxista tampoco quiso poner el taxímetro aduciendo que estaba dañado, pero fue más respetuoso.

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Exijo aplicar la sanción correspondiente porque nosotros, los ciudadanos, no podemos obligar a los choferes, que poco les importa cumplir las leyes, usar taxímetro.

Ing. Sonnia Briones Castro
Guayaquil