El mexicano Diego Luna, protagonista de la segunda entrega de Dirty Dancing y del último filme de Spielberg, Terminal, dijo en Madrid que no ha “vivido la agonía de esperar la llamada del cine americano” y explicó que decidió hacer Dirty Dancing, Havana nights “porque el productor era el mismo de Pulp Fiction y me dije: algo debe tener este tipo”.

“Hacen falta filmes sobre jóvenes que tomen decisiones, personas activas que se dejen afectar por el mundo que les rodea y los personajes de mi película son así”, afirmó Diego Luna. Esta segunda entrega de Dirty Dancing se sitúa en la Cuba prerrevolucionaria, adonde llega una joven norteamericana que conoce a un camarero cubano, quien le enseña los bailes de la isla.

Luna sigue viviendo en México y compagina su trabajo en Hollywood con filmes mexicanos. “No fui a buscar la oportunidad en Estados Unidos. No viví la agonía de esperar para trabajar en Los Ángeles, ni es mi meta. Desde que empecé a trabajar en Hollywood me resulta más fácil levantar proyectos”, acotó el actor.