Dos especialistas consultados por este Diario, la doctora Lourdes Maya, del departamento de Calidad Ambiental del Ministerio del Medio Ambiente, y el ingeniero  Francisco Torres, del Centro de Estudios de Medio Ambiente de la Espol, coinciden en que los asaderos desprenden toxinas contaminantes.

Sin embargo, aclaran que el nivel de afección al ambiente es menor en relación a otros contaminantes que diariamente se perciben en la ciudad, como el humo de los tubos de escape de los vehículos.

Torres dice que el monóxido de carbono que se produce por la combustión incompleta del carbón  puede irritar las vías respiratorias de los vendedores que están en contacto permanente con el humo.