La comunidad cubana anticastrista de EE.UU., de 1,5 millones de personas, teme que las medidas del presidente George W. Bush para debilitar al régimen de Fidel Castro, en vigor desde la medianoche de ayer, afecten en realidad a sus familiares de la isla, que requieren apoyo y ayuda financiera.

Los exiliados cubanos podrán visitar la isla solo una vez cada tres años, en lugar del viaje anual permitido hasta ahora. Y las remesas quedarán restringidas únicamente a familiares directos.

“A Fidel esto no lo va a perjudicar. Quien va a sufrir es el pueblo (cubano), que ya no puede sufrir más”, se quejó amargamente a la cadena Telemundo María Helena Martínez, cubana-estadounidense.

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El “amor por la familia está profundamente enraizado en la cultura y nacionalidad cubanas”, y ni “la opresión, la distancia o el tiempo” impidió al exilio “proteger a quienes viven bajo la tiranía de Castro”, dijo la  Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA), principal organización del exilio anticastrista.

La gran mayoría de los 400.000 electores cubano-estadounidenses de Florida contribuyeron en el 2000 a la decisiva y estrecha victoria de Bush en este estado, que le dio la presidencia.

Una de cada tres familias cubanas se contacta con residentes en el exterior y las remesas se han convertido en la segunda fuente de ingresos en divisas de Cuba, entre 800 y 1.000 millones de dólares al año.

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Ante la proximidad de las elecciones, Bush cree que endurecer el embargo estrangulará económicamente a Cuba, pondrá en aprietos a Castro y le ganará votos de exiliados.

Pero estas medidas contra la sacrosanta familia y la decepción que ha generado en sectores del exilio la política de Bush hacia Cuba –“igual a la de su predecesor Bill Clinton”, alegan– podrían mermar ese apoyo masivo.

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En Miami, decenas de pasajeros que no hallaron asientos para volar hacia Cuba, expresaron su descontento con  gritos de “¡queremos volar!” y “¡Cuba, Cuba!”.

“Yo vine de Iraq”, afirmaba Carlos Lazo, un cubano-estadounidense que dijo haber estado desplegado en ese país con el ejército de EE.UU. “Y debido a la política del señor Bush, no puedo ir a ver a mi familia”, en Cuba.

Lazo se declaró orgulloso de regresar a “luchar” a Iraq, pero advirtió:  “Este año no voy a votar por Bush”.

Alberto Fernández, ex balsero cubano residente en Miami desde los años 80, opina que las medidas son “correctas”. “Pero se equivoca cuando toca a la familia, que para un cubano es lo primero”, precisa.

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