Cientos de miles de personas con camisas blancas salieron a las calles de Hong Kong este jueves para desafiar la negativa de China a permitirles que elijan a sus propios líderes y para expresar su frustración por el gobierno chino.
 
Ancianos y madres con sus hijos coreaban "Devuelvan el poder al pueblo, luchen por la democracia", en columnas que se extendían varios kilómetros desde un parque hasta las oficinas del gobierno en el corazón de la ciudad.
 
Los manifestantes llevaban banderas verdes y negras y portaban sombrillas para cubrirse del sol.
 
"Estoy aquí para decirle a Beijing que queremos democracia, que queremos elegir a nuestro propio presidente", dijo el obrero de la construcción Chan Sum Kee, de 54 años, quien al igual que muchos otros salía a protestar por primera vez.
 
La manifestación, que tuvo lugar en el séptimo aniversario del retorno de la ex colonia británica a China, hizo que Beijing tuviera una muestra de lo que más teme: una expresión de disenso masiva y pública.
 
Pero activistas en favor de la democracia se apresuraron a enfatizar que lo que quiere el pueblo de Hong Kong es más libertad bajo el gobierno chino.
 
"Hoy estamos aquí para luchar por la democracia", dijo el veterano activista Martin Lee. "Ni una sola persona de aquí quiere la independencia" de China.
 
El Frente por los Derechos Humanos y Civiles, el principal organizador de la marcha, dijo que 530.000 personas se unieron a la protesta, bastante más que los que habían previsto.
 
La policía estimó una asistencia de 200.000 personas, mientras que otros observadores coincidieron en que había menos personas que el medio millón que marchó el año pasado.