Flores formadas de papel periódico y fómix, portarretratos y adornos hechos de palillos, muñecos y lámparas realizados con vasos plásticos, formaron parte de la casa abierta que efectuaron, ayer en la mañana, los pequeños de Creer, centro para niños especiales.

Los expositores, cuyas edades oscilan entre los 6 y 18 años, elaboraron sus trabajos en este periodo lectivo. Durante el evento también hicieron otras manualidades con el fin de demostrar sus habilidades para pintar, cortar, pegar y diseñar, utilizando lana, escarchas, papel brillante, algodón, residuos de lápiz, tarros de leche y platos de cartón.

Niñas como Mariuxi Anchundia y otros compañeros elaboraron pulseras y collares a base de chaquiras con colores fuertes como el rojo, amarillo, azul, naranja y turquesa. Ellos tratarán de vender estos artículos, que consideran sus máximas obras.

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El panorama en el sitio era lleno de color. Los padres de los menores y los profesores adornaron el lugar con globos y serpentinas. Los alumnos, en cambio, brindaron su mejor sonrisa al mostrar a los presentes sus trabajos.

Estas exposiciones, señaló la directora del instituto, Vicky Espinoza, se desarrollan todos los años en junio, ya que es el mes de aniversario del centro. “Nosotros hoy celebramos el sexto año trabajando aquí”, acotó.

En Creer estudian cien niños del sector del Paraíso de la Flor (norte de la urbe), que padecen de discapacidades auditivas, mentales, intelectuales y físicas.

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Ahí, durante dos jornadas (08h00 a 12h00 y de 13h30 a 16h00) trabajan con profesores de terapia ocupacional y física, que les ayudan en sus tratamientos.

Este centro y el de la isla Trinitaria forman parte del proyecto de la Misión Alianza Noruega. Además, reciben apoyo de otras instituciones privadas.

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El objetivo de estas entidades, indicó la directora, es mejorar las condiciones de los menores. Para ello también requieren ayuda de los padres.