Un “loco con un martillo”, como lo  definió la Policía, recorre  hace algunas noches las calles de Venecia mutilando estatuas y bajorrelieves religiosos de un gran valor artístico.

Desde el pasado fin de semana se registraron hasta cuatro atentados que, según los investigadores, podrían ser obra de un “desequilibrado”, sin dar por cerrada la hipótesis que relaciona estos hechos con un ataque a los símbolos del cristianismo.

Las autoridades de Venecia, una de las metas turísticas culturales más importantes del mundo con sus quince millones de visitantes anuales, están seriamente preocupadas y en estado de alerta para proteger su rico y vasto patrimonio artístico.

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Las primeras víctimas del “loco del martillo” son una estatua de San Marcos y otra de San Francisco, esculpidas a fines del siglo XVII por el artista veronés Girolamo Campagna y ubicadas en el exterior de la iglesia del Redentor.

A San Marcos le  cortaron un brazo y a San Francisco los dos, sin que los restauradores pudieran encontrar todos los fragmentos, aunque sí la cruz de madera que el segundo de estos santos portaba, con signos de haber sido golpeada contra la piedra.

La iglesia del Redentor, obra maestra de Andrea Palladio construida entre 1577 y 1592, está en la isla de la Giudeca, a dos paradas de Vaporetto –barco de línea que recorre los canales de Venecia– de la famosa plaza de San Marcos, escena de otro de los atentados contra el patrimonio.

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En ese punto central de la ciudad de los canales  resultó gravemente dañado uno de los bellos capiteles del Palacio Ducal, dedicado a la Justicia, que data entre 1422 y 1442 y que representa a Moisés recibiendo las tablas de la Ley. 

Las tablas y los brazos de Moisés y de Yaveh quedaron reducidos a quince fragmentos de mármol.