El grupo Human Rights Watch pidió hoy al Congreso de EE.UU. que rechace el pedido de fondos del Pentágono para la compra de bombas de racimo, el tipo de armamento, según la organización, responsable por la mayor cantidad de muertes en Irak.
 
"Estados Unidos debe aprender la lección de sus guerras recientes, y debe dejar de comprar bombas de racimo que, con toda seguridad, matarán y mutilarán a civiles durante muchos años", dijo en un comunicado Bonnie Docherty, investigadora sobre armas en el grupo defensor de los derechos humanos.
 
Las bombas de racimo son armas que consisten en grandes tubos repletos de decenas o cientos de bombas menores. Lanzadas desde aviones, al aproximarse al suelo las bombas mayores estallan dispersando las más pequeñas que, a su vez, estallan dispersando esquirlas.
 
A diferencia de las bombas diseñadas para la destrucción de instalaciones o de armamentos como tanques o baterías de artillería, las bombas de racimo tienen el propósito definido de causar heridas y muerte entre las personas.
 
Decenas de miles de las bombas más pequeñas han quedado, sin estallar, en los campos de batalla de Afganistán e Irak, causando heridas y muerte entre la población civil, según la organización.
 
"Las bombas de racimo no deberían usarse ya que presentan peligros graves para los civiles durante los ataques, y por mucho tiempo después", añadió Docherty.
 
En el proyecto de presupuesto para el período fiscal 2005 que comienza el 1 de octubre, el Pentágono ha pedido cientos de millones de dólares para la compra de ese tipo de armamento.
 
El Senado y la Cámara de Representantes ya han aprobado en general dos versiones de un presupuesto de 416.000 millones de dólares para el Pentágono, pero ahora los negociadores de ambas cámaras trabajan en la armonización de sus leyes.