Con un bebé en su vientre, Margarita Carchipulla Parra, de 31 años, angustiada por la pérdida de su esposo, el policía Rigoberto Jiménez Farías, de 32, quien murió por impedir un asalto en un bus la tarde del sábado pasado, denunció el asesinato la mañana de ayer en la Fiscalía.
“Solo pido justicia para que detengan a los autores del asesinato, y ayuda para mis dos hijos y otro que viene en camino, quienes quedan en la orfandad”, dijo la mujer.
Carchipulla recordó que su esposo salió del domicilio en el cantón El Triunfo hacia su trabajo en Guayaquil, y se embarcó en un bus de la cooperativa Ñuca Llacta, pero en el sector de Taura se subieron tres delincuentes.
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“Los maleantes le dieron un cachazo al conductor para asaltar a los pasajeros, mi esposo intentó detenerlos y los sujetos le dispararon por seis ocasiones, y luego le cortaron la yugular”, indicó.
Según la cónyuge, uno de los delincuentes resultó herido y la Policía encontró dos revólveres en el lugar para las investigaciones.
La mujer señaló que su esposo trabajó desde hace cinco años en la Unidad de Vigilancia Sur (UVS) y que desde hace dos años estaba asignado para dar seguridad a la vivienda del alcalde Jaime Nebot.
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Agregó que residían en las calles 23 y Francisco Segura, pero que desde hace quince días se trasladaron a vivir en el cantón El Triunfo. “Mis padres nos regalaron un terreno y una casita para que no pagáramos arriendo, por eso nos fuimos, él iba y venía todos los días, por eso estaba uniformado”, expresó.
“Estaba en un curso y en este mes ascendía a cabo segundo”, dijo Elvira Farías Quijije, madre del uniformado, mientras era velado el cuerpo de su hijo en su vivienda, ubicada en las calles Leonidas Plaza y Capitán Nájera, en donde un grupo de policías de la UVS custodiaba el féretro.
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Jiménez era el penúltimo de siete hermanos.