Los comercios de estas características han iniciado con inversiones que van desde los $ 1.300 a $ 10.000, según el tipo de negocio.
 
Una nueva modalidad de ventas rápidas y directas está en expansión en varios puntos de Guayaquil: los negocios express. Esquinas de las gasolineras, zonas con mayor tránsito peatonal y centros comerciales son los sitios en los que se aprecia a estos comercios, cuya consigna es llegar al público “en el menor tiempo posible”.

De esta manera  en la urbe han surgido Gas Express, Coco Express, El Rey del Wantang, Juan Chichero y otros que, lejos de los tradicionales locales cerrados, venden bajo el concepto ‘express’.

Hace un año, Roberto Sánchez, un ingeniero de 33 años y de  ascendencia asiática, decidió involucrase en este tipo de comercio al crear una carretilla con formas de la arquitectura cantonesa para vender  wantang y chaulafán. Ahora tiene cuatro carretillas ubicadas en el sur de la ciudad y para este año proyecta tener diez en otros puntos estratégicos con la denominación El Rey de Wantang.

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El negocio comienza a tener aceptación, indica Sánchez, por el corto tiempo que se emplea para atender a la clientela y las características del producto que se oferta: wantag a $ 0,25 en menos de 4 minutos. Él tiene planificado
“franquiciar” (vender el uso)  este proyecto porque es otro concepto, diferente al que tienen los chifas.

“Se ha  cuidado  la calidad de la comida, la gente ve lo que se le prepara y lo más importante: es un servicio directo”, refiere Sánchez.

La inversión para empezar en este negocio está entre los $ 5.000 y $ 6.000.  Ese monto es similar o menor, en otros casos, a lo que han puesto quienes accedieron a negocios  como Coco Express, que comercializa este producto tropical en gabinetes, carritos o quioscos que se sitúan en gasolineras, grandes almacenes céntricos  y centros comerciales.

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La franquicia de esta marca comercializa en Ecuador las estanterías donde se exhibe el producto entre $ 1.300 y $ 10.500, dependiendo del modelo que se seleccione para vender el agua de coco que llega al consumidor en cuatro presentaciones.

Carlos Quintana, gerente de la empresa que franquicia Coco Express en Ecuador, dice que el significado “express” aplicado al negocio que promociona es diferente al tradicional que se  ajusta al servicio a domicilio. “En este caso lo usamos porque el cliente obtiene el  producto (coco) de una manera instantánea, en el punto de expendio”, explica Quintana, quien afirma que desde octubre anterior se han instalado 25 puntos de comercialización en Guayaquil.

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Además de estos negocios hay otros que están en pleno crecimiento y que  ofertan morochos y pizzas con estos estándares de servicio: Mr. Morocho y Mi Pizza, comercios que, aunque pequeños han desarrollado una marca que se imprime en los quioscos y utensilios que usan para sus productos.

Servicios
No solo los comestibles son parte de estas transacciones comerciales rápidas. También varios de los servicios que se brindan en los barrios y sectores residenciales están usando la modalidad express, pero en lo que se refiere al “servicio a domicilio”.

En zonas del norte de la ciudad como Sauces, Urdesa Norte y Guayacanes, hay distribuidores de gas de uso doméstico que lo entregan a domicilio por medio de triciclos, bajo pedidos telefónicos con un recargo al consumidor que está entre los $ 0,30 y $ 0,50.

Hace dos meses, por ejemplo, en las cercanías de la avenida Juan Tanca Marengo, que limita con ciudadelas como Urdenor y Urdesa Norte, abrió Gas Express.

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El propietario  habilitó una línea telefónica y montó pancartas ofertando este sistema de distribución de gas que tiene un costo de $ 2,30 (producto y servicio). Pero si el cliente va directamente, el cilindro se vende al precio oficial. Manuel Ventura, empleado del negocio Gas express, indica que este mecanismo de entrega ha tenido acogida entre los moradores del sector. Unas 20 personas llaman a diario requiriendo el servicio a domicilio.

Algunas lavanderías barriales también se han unido a esta forma de vender sus servicios frente a la competencia que se genera en este mercado de lavado de ropa.

Carla Rodríguez, propietaria de una lavandería del norte de la urbe, aplica la modalidad express como una estrategia para captar usuarios. El mecanismo es simple y destinado a la comodidad de su clientela: entrega las prendas y, si es factible, la recoge en el domicilio, sin recargo sobre la tarifa establecida por el lavado.

“La gente hoy quiere las cosas más rápidas, que faciliten y no compliquen actividades que pueden ser más importantes. Por eso creo que esto de lo express es algo más que una simple moda del momento”,  dice Rodríguez, quien tiene estudios de marketing.