Porque la prensa es el sustento de la democracia política para demandar justicia social en favor del pueblo menospreciado por la demagogia populista, es pertinente nuestra protesta personal y colectiva.

El país ha caído en ostracismo paranoico y miserable; no se puede desmentir con líricas al viento que la pobreza, como nunca, es un cáncer y va minando la paciencia del pueblo aguantador, que tiene límites de resistencia que se vuelven perceptibles a la violencia, en defensa de la vida.

Tampoco se puede ocultar que la miseria gravita en los suburbios citadinos; la mediocridad populista se engulle el presupuesto nacional; la corrupción se expande a todo nivel, y que se delinque y roba como profesión delictiva. ¡Hasta cuándo, Señor. Basta!

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M. Hugo Puente Jaramillo
Quito