¿Quién dijo que hay menos lectores? Es cierto que los niños se divierten con la televisión, los juegos de video y las computadoras, pero cada vez son más los que disfrutan leyendo libros.

“Hay mamás que cuentan que les preguntan al niño ¿dónde quieres ir este fin de semana?  y ellos responden: a El Librero”, comenta Irma Chávez, quien administra la sucursal de este local ubicado en el centro comercial San Marino.

Lo que pasa es que el concepto de la lectura para los niños ha cambiado. Atrás quedó esta actividad como una exigencia de los padres o profesores. ¿Cómo sucedió? Hay diversos factores que dependen de las librerías, las editoriales, los escritores,  los planteles educativos y el Ministerio de Educación.

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“Siempre ha habido  preocupación por la literatura infantil, lo que sucedió es que   hace unos cuatro años las empresas se han sistematizado; es decir, adoptaron mecanismos de edición de libros pero también de comercialización”, manifiesta Fernando Rosas, gerente de librerías del Grupo Santillana en Ecuador.  Agrega que como estrategia se han acercado más a las instituciones educativas, para que los escritores tengan mayor contacto con los estudiantes. Los lectores, al conversar directamente con los autores de las obras que leen,  muestran interés y les preguntan en qué se inspiran para escribir.  Además,  promueven los talleres de literatura.

El representante de Santillana afirma que la promoción de valores, el respeto a la naturaleza y  la familia son algunos de los temas que toman en cuenta al momento  de seleccionar una obra para  editarla.  Incluso,  comenta que los  de mayor acogida entre los niños son los que se refieren a la  identidad nacional.

En varias librerías de Guayaquil se realizan talleres de lectura  para acercar a los niños a los libros. El Librero los hace en el periodo de vacaciones escolares, Vida Nueva tiene uno actualmente los miércoles. Libros y Cuentos, ubicada en Riocentro Entre Ríos,  organiza un taller  acerca de la obra El pirata barba roja,  de Edna Iturralde. Estos tres locales tienen áreas con mesas y sillas pequeñas donde los niños pueden observar los libros. El personal del local supervisa estas actividades.

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Los libros preferidos
“A los más chiquitos se los puede enganchar con temas que contengan mucha figura dándole un poco de dinamismo, pero  los más grandes, que quieren reforzar el hábito lector, se enganchan bien con libros de misterio.  Nosotros tenemos aquí el Equipo Tigre, de  Thomas Brezina, que trata de un grupo de detectives donde el niño lector es uno de ellos en la obra y va descubriendo qué va a seguir a base de lo que ha leído. Los libros interactivos  son los que en este momento el niño necesita para motivarse a seguir leyendo”, explica Margarita de Baquerizo, propietaria de Librería Vida Nueva.

Hay otras ediciones de autores conocidos en versión ‘para niños’, como Gabriel García Márquez, Federico García Lorca y Rubén Darío, además de los tradicionales cuentos romanos. Algunos de los que tienen gran aceptación es la saga de Harry Potter, de J.K. Rowling, Mooly Moon, de Georgia Byrne, la serie del  Capitán Calzoncillos, cuyo autor e ilustrador de la historia  es Dav Pilkey.

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Y es que la ilustración es muy importante en las obras infantiles. María Fernanda Heredia, autora de libros para niños, la considera imprescindible. “La ilustración acompaña y potencia un texto, atrae muchísimo. Si queremos que un niño se enamore de la literatura como respuestas de la vida,  la ilustración es fundamental, es una compañía para un texto  que genera emoción y atención”.

Irma Chávez, administradora de El Librero, indica que entre los libros que más buscan los pequeños están los escritos por  Edna Iturralde, Alicia Yánez Cossío y María Fernanda Heredia. Otras de las  solicitadas son las de  Édgar Alan García y Gustavo Alfredo Jácome; además están los cuentos clásicos que vienen con CD,  las historias de Dora la Exploradora y Bob Esponja.

Redes Amigas
Hay libros de todos los precios, pero para  los niños que tienen dificultades para acceder a ellos, existe en nuestro país un programa del Ministerio de Educación denominado Redes Amigas, que apoya  a la  educación básica rural.

Xavier Manrique, comunicador social del programa, explica que entre los beneficios están la construcción de escuelas, mobiliario, baterías sanitarias  y material didáctico. A partir de cuarto grado se les entrega cuentos, para que los niños conozcan los autores nacionales, y temas del país. Un Consejo integrado por padres de familia, maestros y delegados de la comunidad administra los fondos que le asigna el ministerio.

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Indica que los grupos de escuelas que deseen agregarse deberán enviar una petición voluntaria a la Dirección Ejecutiva de Redes Amigas, que   está  en Quito (Inglaterra  29-10 y Cristóbal de Acuña).

Los lectores

Esteban Arias, 8 años
Su madre lo motivó a la lectura, cuando la vio leyendo. Esteban Arias cuenta que luego de ver la película Harry Potter y la Piedra Filosofal, quiso que le compraran el libro y empezó a leerlo. Entre las obras que ha leído en la escuela están Aladino, El equipo tigre, y los de la serie Escalofríos.

Ana Cristina del Pozo, 11 años
Le gusta leer porque es una forma de pasar el tiempo; no es una obligación, mucho menos algo aburrido. 
Ana Cristina del Pozo, quien lee desde los 6 años, disfruta leyendo los temas de fantasía y las obras de autores como J.K. Rowling y Christine Nöstlinger.

Las escritoras

Edna Iturralde
“Digo con orgullo que aquí nuestros niños leen y mis libros están ya en quinta y sexta ediciones”, asegura Edna Iturralde, autora de catorce obras infantiles. También dice que ella forma parte del programa Redes Amigas y que los maestros son los impulsadores de la lectura.

 María Fernanda Heredia
 “Pienso que parte de la felicidad de la vida es ser lector, aprender a leer y leer la vida”, asevera María Fernanda Heredia, escritora infantil. Indica que se ha convertido en un lugar común eso de que hay menos lectores pues cree que los niños de hoy leen mucho más que antes.