Sin duda que el Ministro de Finanzas tiene la obligación de supervisar que las cuentas del Estado se mantengan en orden. Desconocemos si dicha obligación legal se extiende a las cuentas de una institución autónoma como el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), aunque por supuesto la obligación moral existirá.

Lamentablemente, el Ministro no tomó en cuenta que desde hace bastante tiempo la noticia del día muchas veces han sido las diversas alzas de salarios y ciertos gastos suntuarios en la administración pública y en el IESS. En algunos niveles, como el de la educación, la salud o la seguridad, las cifras son irrisorias, es cierto; pero en el estrato más alto, como el de los directivos del IESS o el Presidente de la República, los sueldos y las comodidades se han vuelto envidiables.

Y eso es algo que los jubilados que sobreviven con 20 dólares al mes jamás podrán entender. Porque si el Estado y el IESS no disponen de fondos suficientes, entonces cualquier gasto adicional o innecesario allí será un “cheque sin fondos” que, por supuesto, lo pagaremos los contribuyentes; y da pena que esos desbalances al Ministro no lo inquieten tanto y no ponga el mismo empeño en impedirlos.