El silencio sepulcral del cementerio general se interrumpió con el murmullo y las plegarias de cientos de personas que ayer visitaron las tumbas de sus progenitores, debido a la conmemoración del Día del Padre.

Cabizbaja, meditabunda y en cuclillas, frente a la lápida de su padre Segundo Briones, Mercy Briones elevó una oración al Creador por el alma de su ser querido, que murió hace doce años.

Luis Córdova hizo lo mismo, acompañado de su esposa y sus hijos. Juntos colocaron un ramillete de rosas blancas y rojas en la tumba de su padre y de su abuelo.

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En la puerta Nº 13, Rosa de Fuentes dio dos golpes a la tumba de su padre José Prieto, mientras limpiaba con un pañuelo el polvo acumulado.