Luego de la segunda ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio (TLC), que terminó el viernes pasado en Atlanta, quedaron planteadas alternativas para resolver los principales temas que marcarán las conversaciones en los siguientes encuentros entre las delegaciones de Ecuador, Colombia y Perú con Estados Unidos.

Los temas fundamentales que se discuten son: la desgravación arancelaria o eliminación de impuestos a las importaciones; barreras u obstáculos no arancelarios como las medidas fitosanitarias; propiedad intelectual; cooperación a sectores en desventaja competitiva; reglas de origen y aspectos laborales.

En la ronda desarrollada en Atlanta, Colombia y Perú tuvieron varios representantes congresistas y de la sociedad civil, por el lado ecuatoriano no hubo delegados de estos sectores, que aportaran sus opiniones en los temas centrales.

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Incluso durante la exposición del tema “Los retos de la democracia en América Latina”, se le solicitó al subsecretario del Ministerio de Agricultura, Bolívar Cevallos, que expusiera la posición ecuatoriana horas antes del foro.

Mauricio Pinto, Werner Moeller y Patricio Palacios, miembros del equipo negociador principal del TLC manifestaron en las reuniones de coordinación con el sector privado que los aspectos principales de la negociación entrarán en sus etapas finales durante el tercer encuentro que se realizará en Lima, Perú, en julio próximo.

Ante la expectativa de lo que allí se pueda definir, durante las próximas tres semanas, los representantes del sector privado y público definirán una agenda enfocada en recoger opiniones de los exportadores y receptar asesorías en materia legal, especialmente en las áreas laboral y de propiedad intelectual.

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Uno de los objetivos del tratado es el libre acceso entre los mercados, aunque se consideran también productos denominados sensibles y en el caso ecuatoriano se han definido 20, entre esos, carne, leche y arroz.

Los principales

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Propiedad intelectual
Desde el principio, en la primera ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio (TLC), en mayo pasado, Estados Unidos entregó los textos sobre propiedad intelectual que plantean, entre otras cosas, la ampliación de la aplicación de las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), es decir que busca la posibilidad de patentar plantas, animales y todo aquello que se considere de un patrimonio ancestral.

De igual manera, busca que los andinos  incrementen el control como una herramienta para garantizar que mayores inversiones lleguen a los andinos, según la justificación de funcionarios norteamericanos.

Ecuador, por su parte, mantiene una propuesta conjunta con sus países vecinos de no negociar los textos de EE.UU.

Laboral
En el tema laboral el debate en el TLC se concentra, en el caso de Ecuador, en la tercerización (contratación por medio de terceras empresas) de personal, de la cual ya existe un proyecto de reglamento que el Ejecutivo analiza.

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EE.UU. sostiene que los trabajadores contratados bajo este sistema deben tener los mismos beneficios en las remuneraciones que los empleados de planta de una empresa, asimismo, se exige que estas personas contratadas puedan formar parte de los sindicatos.

Los empresarios ecuatorianos no aceptan esta posición, pues aducen que este tipo de contratación se lo utiliza para suplir la falta de trabajos en temporadas de alta producción del año y que las reglas actuales están conforme a la Organización Internacional del Trabajo.

Agricultura
Aquí se discuten la eliminación impuestos a las importaciones, canastas de desgravación agrícola y barreras al comercio. EE.UU. plantea que se eliminen los aranceles en no más de diez años para que Ecuador y los andinos protejan a sus productos más sensibles.

También propuso cuatro canastas (grupos); para que unos productos se desgraven inmediatamente de firmado el TLC, otros en cuatro, ocho y diez años. Además solicita que Ecuador elimine  salvaguardias, mecanismos para proteger la producción nacional ante los subsidios que EE.UU. otorga a sus productores.

Ecuador y los andinos plantearon que los productos agrícolas más sensibles se desprotejan en más de diez años, y no en cuatro canastas, sino en tres, con 0, 5 y más de 10 años de plazo.