Iniciativa y originalidad son los elementos que puso en práctica un grupo de alumnas del colegio La Providencia de Guayaquil; ellas han generado propuestas laborales y las han puesto en marcha desde las aulas, como una opción para trabajar al salir del plantel.

¿Montar una empresa a los 16 años sin haber terminado siquiera el cuarto curso?  La idea parece poco factible, pero es lo que han hecho las alumnas de 4º a 6º curso del colegio La Providencia de Guayaquil desde hace un mes.

La primera reacción que tuvo Joseph Arteaga cuando la maestra de la materia Proyectos les planteó a su curso  la tarea de crear una microempresa fue de sorpresa.

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Entre las preocupaciones que le saltaron a Joseph, como al resto de sus compañeros de clases, fue qué tipo de empresa hacer y cómo financiarla.

Más aún cuando, como le ocurrió a Joseph, algunas de sus máximas preocupaciones de dinero se relacionaban con ahorrar para comprar  revistas de sus cantantes preferidos.

Ideas van, ideas vienen y Joseph junto con su grupo de trabajo, al igual que el resto de sus compañeras de curso, definieron el perfil de la empresa que montarían. Algo así como ¡Ud. ponga al cumpleañero, nosotros la fiesta!

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Para ponerle el piso al proyecto, las estudiantes salieron a las calles a cotizar precios, seleccionar materiales. La siguiente etapa fue romper alcancías y pedir crédito a sus padres.

Lluvia de ideas
Las estudiantes se metieron de cabeza en esto de proponer tipos de empresas.
De esas largas jornadas surgieron propuestas como las de servicios de lavandería, venta de almuerzos para empresas, promoción turística, guarderías y creación de accesorios artesanales para mujeres.

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La empresa que crearon Joseph Arteaga, Fátima Díaz, Lizbeth Barzallo y Madeleine Carrión, alumnas de 4º curso Contabilidad, fue la de organización de fiestas infantiles, y el proyecto fue parte de la primera Feria de la Microempresa del colegio La Providencia, que se desarrolló la semana pasada.

Participaron estudiantes de 4º a 6º curso de tres especialidades.

“La materia Proyectos nos ha motivado a crear una microempresa a nuestro gusto y nos hace más responsables para mantener un negocio. Lo bueno es que ya tenemos nuestros primeros contratos”, dice Lizbeth Barzallo, de 15 años.

Ese mismo tipo de emociones viven Carolina Rosado de 18 años, y su grupo de 6º Contabilidad, quienes crearon la empresa Q-arzzo: un toque de belleza, que ofrece accesorios variados: aretes, collares, pulseras, anillos de diferentes tamaños, colores y precios, elaborados en materiales como cuarzo, concha de perla, alambre o cuero de chivo.

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Carolina Rosado dice que optaron por la elaboración de joyas artesanales por la acogida que tienen entre las mujeres de toda edad y clase social.

“Nuestras piezas son baratas, van de 1 a 5 dólares y nos demoramos 15 minutos en hacerlas, dependiendo del modelo que quiera la compradora. Ya tenemos varios pedidos”.

Adriana Luna expresa que se reúnen los fines de semana para comprar los materiales y cada miembro del grupo coge una cantidad de piedras y empieza a trabajarlas a su imaginación. Al final, cuando los objetos están terminados quisieran quedarse con alguna, pero saben que no pueden porque son para negocio.

“Somos cuidadosas con la mercadería que vamos a ofrecer. Cada una hace entre cinco y diez piezas, al colegio llevamos 70 joyas y vendimos casi todo, y tenemos que trabajar en otro pedido”, comenta Adriana.

Otro de los trabajos fue la guardería Mis Tiernas Abejitas. Las estudiantes investigaron las necesidades de los moradores de Sauces 6, donde los padres de familia requerían este servicio.

Brenda Hojas, de 16 años, dice que para cumplir con el objetivo hubo que conseguir transporte para expreso, local e implementos didácticos para los niños.

“Se necesitó mucho dinero. La suerte es que nuestros padres nos apoyan. Con el cobro de mensualidades, sacaremos para el mantenimiento del local”, dice Brenda, quien confía en que este proyecto es a largo plazo y seguirá aun cuando terminen la etapa del bachillerato.