Lo que le ha permitido a Hernán Bejarano Medina manejar su negocio durante doce años junto a su hijo –del mismo nombre– ha sido la confianza, comunicación, respeto mutuo y sobre todo, el amor.

Aunque  existe la tendencia de que los hijos quieran, a cierta edad, independizarse de sus padres y crecer con sus propios medios esa situación no ocurrió en la familia Bejarano Garrido, en la que padre e hijo  lograron conjugar los vínculos paternales con los negocios.

Ellos decidieron hace más de doce años iniciar una empresa de venta de vehículos. Hernán (hijo) comentó que resolvió  comercializar automotores por su afición a estos desde pequeño. “Aquí el entorno no solo es de trabajo sino de amistad,   sobre todo, de amor”, dijo.

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Ambos indicaron que dentro de pocos meses un nuevo integrante se unirá a la compañía. Se trata de Santiago, el otro hijo de Hernán, que ahora estudia en Estados Unidos. “Estamos a la espera de mi hijo para completar el equipo familiar”, manifestó el orgulloso padre.

Explicó que uno de los factores que ayudó a que el panorama laboral sea armónico con su hijo mayor es que cuando empezaron ya había pasado el tiempo de la educación de su vástago por lo que la mentalidad no era la de un adolescente.

“A los hijos hay que darles oportunidades para que se liberen, pero si quieren regresar siempre serán bienvenidos”, afirmó Hernán Bejarano Medina.