Un equipo de cirujanos separó ayer con éxito a dos niñas que habían nacido en febrero unidas por el tórax y el abdomen, aunque por la tarde continuaban con la complicada operación en el Hospital de Niños de Washington.

El director de cirugía del hospital, Kurt Newman, entró en horas de la tarde sonriente a la sala donde los padres de las mellizas, Keving Buckles y su esposa Melissa, esperaban ansiosos y les dijo: “Tienen ahora dos niñas que están separadas, y ambas están bien”.

Poco después del mediodía hubo aplausos y gritos de alegría en el quirófano cuando el equipo de cirujanos, dirigido por Gary Hartman, cortó el último centímetro de tejido que conectaba a Jade y Erin Buckles, nacidas por cesárea el 26 de febrero pasado.

Publicidad

Los médicos dijeron que las niñas estaban en buenas condiciones y con signos vitales estables mientras continuaba la operación para cerrar y empezar la cura de la enorme herida en sus cuerpos.

Los médicos dividieron el hígado, el único órgano del cuerpo humano que se regenera, y luego se ocuparon de la dificultad mayor en la operación: el corazón de Erin, que estaba ubicado horizontalmente, con el 60% del músculo dentro del pecho de su hermana Jade.

La separación se completó menos de cinco horas después que Melissa, sollozando, llevó a sus hijas a la sala de operaciones. 

Publicidad

A las 18 semanas del embarazo un examen de ultrasonido detectó que los fetos estaban conectados desde el ombligo hasta el esternón.

LA FAMILIA

Publicidad

PADRES
El padre, Kevin, de 34 años, es un sargento de artillería de la Infantería de Marina, y su esposa, Melissa, de 30 años, es maestra de inglés en la escuela secundaria.

HERMANA
La pareja tiene otra hija, Taylor Joy, de 2 años, y con ellos vive Kevin, de 11 años, hijo del primer matrimonio de Kevin.

DESCARTARON ABORTO
Después de que los exámenes médicos, durante el embarazo, confirmaron que los dos fetos estaban unidos, la pareja, domiciliada en Woodbridge (Virginia), al sur de Washington, decidió que no recurriría al aborto.