Más bríos de unidad, mejores técnicas de campo y aprender a catar, notan el cambio.    

En distintos escenarios  presenciamos esta se mana cinco hechos que descubren una conducta productiva y comercial distinta entre representativos actores de la cadena cacaotera ecuatoriana.  

Dos sucesos ocurren en la hacienda La Paz (Progreso, parroquia rural de Guayaquil), donde el investigador orense Enrique Valarezo puso a prueba su bioestimulante orgánico con la promesa de elevar en más del 30% la producción, atreviéndose a que talvez lo consideraran un ingeniero loco por proponer cosa distinta a lo imaginable si hablara de un superfertilizante químico.

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El peor lote (19) de las 100 hectáreas de CCN51, en  un año es ahora uno de los más productivos. Paso a paso sus razonamientos prácticos basados en la fisiología vegetal y el trabajo de sus amadas fitohormonas, llenaron de alegría su rostro y voz al enseñarnos el contraste entre árboles impregnados de cojinetes florales que dan la sensación de un ambiente  navideño, con numerosas mazorcas de todo tamaño y árboles sin tratamiento con poca floración y carga, a diez metros de distancia.

En el mismo lugar, el jefe técnico de la  hacienda, Iván Zelaya, por primera vez en seis años de trabajar allí, realizó por sugerencia del investigador una catación de las almendras listas para entregar, un parámetro que aparte de la calificación visual y de tacto, para él y ciertos compradores nunca tienen en cuenta.

El tercer hecho de cambio es que previo a celebrar Aprocafa, Anecacao, Exportadores e Industrias Chocolateras el I Taller de Catación de Licor de Cacao y Chocolates en julio próximo, estén  reuniéndose para hacer de la práctica de probar un parámetro válido en las negociaciones a futuro.

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El cuarto acontecimiento positivo es el sistema de fermentación recomendado por Samuel Von Rutte, gerente de Orecaoa, de presecar el cacao Nacional y el CCN-51 durante 4 a 10 horas y después fermentarlo de 2 a 4 días para obtener en el primero, un sabor arriba sobresaliente y en el segundo, mínimo defecto  de acidez con buen sabor a chocolate similar al cacao de Ghana y Costa de Marfil.El último hecho, quizá el más decisivo, lo propuso el exportador Gonzalo Romero, de la compañía Repec, de reorientar el mercado hacia Europa y Japón de manera directa, ofertando mejor calidad y alejarnos de las bolsas de Nueva York y Londres en las que nuestro cacao tiene poco premio y es visto como corriente. Así, dice Romero, conquistaremos un nicho de mercado más rentable y seguro para   productores, exportadores e industriales.