El Ecuador ha adquirido el compromiso de que en el año 2015 habrá 10 años de educación básica para todos.

Para que esto sea posible, a partir del año 2005 todos los niños deberían tener acceso al primer año de educación básica, esto es a lo que antes conocíamos como preparatoria y que tiene enorme importancia porque es cuando se robustecen las bases del desarrollo del pensamiento y se inicia el proceso de educación formal. Es un año indispensable para la socialización de los niños porque se realiza la transición del medio familiar a la escuela, una de las primeras vinculaciones con el medio externo. Por esto es que todo maestro de segundo de básica, lo que antes se llamaba primer grado, sabe muy bien que hay una gran diferencia entre los niños que fueron el año anterior y los que no pudieron ir, las carencias y desniveles son notorios y, a veces, crean deficiencias irrecuperables. Pero en nuestro país, 37 de cada cien niños, esto es cien mil, no tienen la oportunidad.

Para que todos los ecuatorianos asistan al primer año de educación básica en el 2015, es necesario que en el presupuesto del próximo año que se está elaborando en estos días se incluya el costo de la inversión en el pago de docentes, aulas, mobiliario y útiles escolares. Un documento del Contrato Social por la Educación calcula que se necesitarán 17’761.656 dólares en el 2005 y que esta cifra aumentará progresivamente hasta el 2007 a 53’733.726.

Si las declaraciones acerca de la importancia de la educación y su papel en el desarrollo son reflejo de un claro convencimiento y comprensión del tema, la partida presupuestaria debe estar incluida. Si el Ministerio solo no puede afrontar todos los costos, es ineludible que considere los salarios de los maestros y busque las alianzas necesarias para la ampliación de locales, infraestructura, equipamiento y materiales.

El tema debería interesarnos a todos y las alianzas deberían surgir naturalmente porque no habrá Tratado, ni plan de desarrollo, ni aparato productivo que cambie al país, si no tenemos lo más importante, los hombres y las mujeres educados y con capacidad suficiente de ubicarse en el mundo del conocimiento con solvencia y entusiasmo.

Durante la última campaña electoral hubo una frase que repetimos constantemente: “solo la educación salva al Ecuador”. Es el momento de que pensemos que esa frase es bastante más que un eslogan, es una certeza y, por lo tanto, debemos actuar en consecuencia.