El oficial militar que supervisaba los interrogatorios en la prisión iraquí de Abu Ghraib, teniente coronel Steven Jordan, declaró que la Casa Blanca presionó para tratar de conseguir información de los aprehendidos en ese centro, informó ayer el diario USA Today.

Jordan afirmó que Fran Townsend, “número dos” de la consejera de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Condoleezza Rice, visitó Abu Ghraib el año pasado.

La llegada de la ayudante de Rice a la prisión mientras ocurrían los malos tratos a presos iraquíes abre nuevas interrogantes acerca de qué pudo saber la Casa Blanca sobre estos abusos.

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Townsend reconoció al Usa Today que visitó las celdas  pero “nunca hablamos sobre interrogatorios o técnicas de interrogatorio”, aunque Jordan aseguró que se le recordó “en muchas, muchas ocasiones”, la necesidad de obtener más información de los apresados.

El presidente de EE.UU., George W. Bush,  negó que  hubiera autorizado torturas a los presos iraquíes y aseguró que “no toleraremos este tipo de abusos”, que tachó de “aborrecibles”.

Bush y sus principales allegados alegan que desconocían los maltratos en Abu Ghraib hasta que vieron fotografías que los muestran, en abril.

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El escándalo por torturas a detenidos iraquíes por soldados de los Estados Unidos cobró fuerza ayer cuando la organización de derechos humanos Human Rights First denunció que Washington mantiene centros secretos de detención en  el mundo, mientras el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, admitía que ordenó mantener en secreto la detención de un prisionero en Iraq, aunque esto viola la Convención de Ginebra.

Además, la semana pasada se conocieron memorandos confidenciales que sugerían que los Estados Unidos no se sienten limitados por las normas internacionales contra la tortura.