Kirk Kerkorian, el multimillonario octogenario  que ayudó a Las Vegas a transformarse en la capital mundial del juego, se  convertirá en el rey de los casinos estadounidenses si su grupo MGM Mirage  convence a Mandalay Resort de comprarla en 7.900 millones de dólares.
 
La hora de la verdad será el próximo martes. Los equipos dirigentes de  ambas empresas, "luego de conversaciones a lo largo del fin de semana",  presentarán el proyecto de compra a sus consejos de administración  respectivos.
 
Mientras tanto, cada uno mantiene el rostro imperturbable de los jugadores  de póquer y las cartas no están echadas.
 
"No puede haber ninguna garantía de que un acuerdo definitivo sea  alcanzado", destacó Mandalay Resort Group, que sin embargo se muestra receptivo  a la oferta de compra.
 
Las tratativas fueron largas. El viernes Mandalay Resort rechazó una  primera oferta de MGM Mirage realizada el cuatro de junio, dos días antes que  Kirk Kerkorian celebrara su 87 aniversario.
 
El pasado fin de semana, los dos equipos de negociadores lograron ponerse  de acuerdo en un precio: 71 dólares por acción, 600 millones de obligaciones  convertibles en acciones y la asunción de 2.500 millones de dólares de deuda.
 
En total, MGM Mirage ofreció 7.900 millones de dólares, 600 millones de  dólares más que en la primera propuesta.
 
Si el grupo controlado por Kerkorian logra su fin se quedará con una buena  parte de los casinos sobre la famosa "Strip", la avenida principal de "sin  city", la ciudad del pecado.
 
Además del gigantesco MGM Mirage, prestigioso lugar de peleas de boxeo, el  grupo controla también el Bellagio. Este hotel casino de lujo, con una  decoración cuidada y suntuosas fuentes de agua -un logro para una ciudad  establecida en medio del desierto-, alberga regularmente a celebridades que  vienen a gastar sin control sobre sus tablas de juego.
 
Si logra comprar Mandalay Resort, y si las autoridades de la competencia  dan luz verde a la transacción, MGM Mirage también adquirirá el lujoso Mandalay  Bay, al sur del "strip", y algunas propiedades menos prestigiosas pero también  extravagantes como el New York New York y sus montañas rusas, y también el  Luxor, una inmensa pirámide de vidrio y de hormigón decorada como en el antiguo  Egipto.
 
Kirk Kerkorian, un personaje peculiar, juega un importante papel en la  historia local aunque en general es discreto y deja a sus hombres clave  gerenciar sus asuntos.
 
Contribuyó a hacer de Las Vegas la capital mundial del juego, al principio  trasladando a los jugadores en aviones de su compañía aérea luego de la guerra,  y después construyendo él mismo hoteles casinos gigantes.
 
Las Vegas vive actualmente un verdadero renacimiento y Kerkorian, un  inversor sagaz, quiere aprovecharlo al máximo.
 
Los promotores de Las Vegas trataron, sin éxito, de presentar la ciudad  como un destino familiar, e intentaron cubrir de un manto púdico el juego, el  strip tease y otros espectáculos "exóticos" para adultos.
 
Los aspectos más candentes de la vida en la ciudad son por el  contrario un argumento para atraer público: "Lo que sucede en Las Vegas queda  en Las Vegas".
 
Si Kirk Kerkorian logra su objetivo, "lo que suceda en Las Vegas no saldrá  de su bolsillo", destacó el diario The Wall Street.