Los ecuatorianos estamos azotados y espeluznados por el crecimiento de la delincuencia en el país, porque donde hay poca justicia, “es un peligro tener la razón”.

Pues parece que no hay región libre de esta lacra delincuencial en todo el territorio nacional, y lo gravísimo es la reinante impunidad de muchos crímenes y actos delictivos, ¿acaso porque en Ecuador no hay leyes que protejan a las víctimas o no hay santo quien las aplique en forma justa, idónea? Soy un padre de familia que tengo un hijo (Richard Francel Cueva Ordóñez) desaparecido desde febrero del año 2000, presuntamente plagiado en la población de Catamayo, provincia de Loja, lo cual fue oportunamente conocido por la Policía y autoridades de justicia pertinentes.

A pesar de los esfuerzos supremos que hemos realizado, hasta la fecha estamos cubiertos en el manto del misterio y la impunidad, con la lógica conmoción de la sociedad que a cada instante nos pregunta cuándo se va a descubrir este execrable delito que tiene a mi familia en depresión, dolor, angustia espiritual, por la falta de justicia y la inseguridad jurídica que soportamos.

Publicidad

Suplicamos a la Organización de Estados Americanos (OEA) que se digne exhortar al Estado ecuatoriano las investigaciones y se revisen procesos sobre este y otros condenados crímenes, por la falta de respeto a nuestros derechos constitucionales en lo que a seguridad de las personas nos referimos.

Bien se dice que la justicia camina tan despacio que envejece en el camino, y cuando llega nadie la reconoce porque se ha convertido en injusticia.

Lcdo. Constante Arnulfo Cueva
Loja