Dos atentados con coches bomba mataron al menos a 41 personas ayer en Iraq.

La primera explosión dejó 35 muertos y se produjo en una ruta transitada afuera de un centro de reclutamiento en Bagdad, donde también resultaron heridas 138 personas.

Otro coche bomba mató a seis guardias civiles iraquíes y dejó cuatro heridos al norte de Bagdad, informó el Ejército de Estados Unidos.

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El primer ministro, Iyad Alawi, y sus ministros de Defensa e Interior  acusaron a países y grupos “extranjeros” o “regionales”, sin nombrarlos, de estar detrás de los ataques y de la creciente violencia.

Ninguno de los tres mencionaron a la red terrorista Al Qaeda de Usama Ben Laden, pero destacaron que se busca sabotear los planes de la ocupación liderada por Estados Unidos destinados a entregar el poder a un gobierno iraquí el próximo 30 de junio.

El secretario general de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, afirmó ayer que la violencia en Iraq es todavía un obstáculo para el retorno de personal del organismo internacional al país árabe.

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Tras señalar que la organización examina la situación “muy cuidadosamente”, instó a que se haga todo lo posible para garantizar el entorno, no solo para el regreso de la ONU, sino para la reconstrucción y  estabilidad en Iraq.