Por la necesidad de trabajar, centenares de ciudadanos, padres de familia, nos vimos en la necesidad de matricularnos en escuelas de capacitación de sindicatos de choferes profesionales.

Con el fin de obtener la licencia profesional que nos dé la posibilidad de empleo, dado a que nos convertiría en profesionales en la conducción de automotores, cumplimos con las exigencias determinadas en la ley; o sea, asistir al curso intensivo de capacitación, aprobarlo y cubrir los costos que demanda ese fin y que constituye un fuerte egreso en esta época de crisis.

Hace más de un año concluyó el período de capacitación, fecha en la que inmediatamente se procedería a brevetar a los alumnos de esas escuelas, pero solo hemos escuchado rumores de que en tal fecha nos brevetarían.

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Han pasado fechas tras fechas y hasta el momento seguimos esperando.

Nuestras necesidades de trabajar nos obliga a circular en vehículos motorizados indocumentadamente, lo que nos hace presa fácil de la policía de tránsito, o nos obliga a la coima.

El Consejo Nacional de Tránsito tiene dispuesto el control de la documentación en todo el país; sin embargo, es absurda la exigencia de licencias de manejo cuando sabemos que por responsabilidad de este, no podemos obtenerlas.

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Si esta tardanza obedecería a denuncias de corrupción en algunos sindicatos de choferes, sería lógico que se investigue; sin embargo, los sindicatos que están libres de sospechas debieron ser atendidos según estaba previsto.

Estas actitudes nos impiden trabajar, y para poder hacerlo es necesario contar con las licencias.

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Hemos sido perjudicados.

Édgar Merchán Loja
Catamayo