Se corrobora así lo importante que resulta que las autoridades mantengan un oído atento a las quejas de la ciudadanía, expresadas generalmente a través de los medios de comunicación.

Este paso tan bien dado deberá ir acompañado de otros en la misma dirección. No se trata solo de cambiar nombres. El nuevo funcionario que se ponga al frente de la Policía Municipal deberá ofrecerle a los guayaquileños un giro radical en el comportamiento de este cuerpo uniformado. Es toda una conducta y una manera de pensar las que deben ser modificadas, reemplazando los brotes de intolerancia por afán de servicio.

Es conocido, además, que la conducta inapropiada de ciertos policías municipales no se produce solo por una mala orientación de sus autoridades directas, sino también por la presión de otros jefes departamentales que, si bien son la excepción a la regla, no dejan de contradecir la imagen positiva que proyecta el Municipio. Ojalá que no debamos esperar nuevos sucesos lamentables para que también allí el Cabildo introduzca su mano correctora.