Quisiera saber la fórmula para exterminar tanto egoísmo político en mi añorado Ecuador.

En el diario leí con tristeza e impotencia que al IESS (Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social) quieren darle una estocada final, mediante la emisión de bonos que carecerían de solvencia financiera, ya que precisamente el Estado es uno de los principales deudores de dicho Instituto; el cual en teoría es autónomo, pero en la práctica le hacen un remate al martillo.

Un principio democrático es respetar la propiedad privada reconocida y las leyes, sin embargo, la intención de utilizar los fondos de reserva de los trabajadores, no solo es un allanamiento físico sino una insensibilidad social. Esa reserva representa el esfuerzo de la masa laboral que desde su juventud se entregó a producir bienes y servicios.

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Si las instituciones del Estado estuviesen bien administradas, quizás habría contento popular, lamentablemente, la realidad económica dice lo contrario; pruebas de ello: algunos bancos privados privaron de su capital a mucha gente que creyó en la eficiencia empresarial de la modernización; varias iniciativas comerciales e industriales quebraron, incrementándose la desocupación y fuga de mano de obra y capitales al exterior por falta de garantías y confianza.

Así se debilitó el sistema financiero que dio cabida a la dolarización, tecnicismo que supuestamente iba a salvar la economía. ¿Estamos preparados para negociar con papeles fiduciarios en un ambiente de inestabilidad administrativo-financiera, donde nos lavamos las manos con liquidaciones y reliquidaciones de trabajadores despedidos intempestivamente?

Ing. Com. Luis Lobato I.
Nueva Jersey, EE.UU.

¡Qué triste es para los jubilados ver cómo se suben las dietas de los diputados, con tanta facilidad!

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Este hecho levanta una gran polémica, donde salen a relucir los sueldos de los burócratas en las distintas dependencias del Estado, mientras que  conseguir un aumento para las miserables pensiones jubilares, resulta un imposible.

Esto nos lleva a preguntar: ¿Y de los jubilados, qué?

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Xavier Vallejo Iturralde
Guayaquil

El IESS, como institución no gubernamental está obligada a atender con eficiencia a sus dueños, que somos todos los afiliados activos y jubilados, quienes no deberíamos sufrir para obtener servicios a los que tenemos derecho por ley.

En este país de Ripley los dueños del IESS somos postergados de los beneficios que -con todos sus recursos, además de los existentes en el Banco Central- deberían ser excelentes. Para colmo de males, el Gobierno, que es el mayor deudor del Instituto, se quiere apoderar una vez más de esos dineros.

Los afiliados a esta institución deberíamos organizar un referéndum entre organizaciones representativas de cada entidad del Estado o empresa privada, para reglamentar la óptima operatividad institucional.

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Todos merecemos respeto, por lo que no debemos recibir vejámenes al ser obligados a: madrugar para obtener cita médica; soportar incomodidad por ineficiente administración; que de cinco ventanillas funcione una, lo cual produce molestias y aglomeración de usuarios, es decir ausencia total de sentido común. Desterremos esa pasividad en los afiliados al IESS, demostrando que somos mayoría para que se haga un cambio radical, de negativo a positivo.

Arq. Rodolfo López Osorio
Guayaquil

El Seguro Social sirve de caja chica para fines políticos de gobiernos de turno. ¡Qué vergüenza!

A la Ley de Seguridad Social ya es tiempo que la sustituyamos en norma diáfana, capaz de establecer la inversión productiva de los ahorros, proclamada por sus afiliados.

Hace muchos años el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social participó en construcción de viviendas, derecho que debe de ser impulsado para solucionar el problema habitacional que aqueja a los afiliados.

Se otorgó ese préstamo directo a sus afiliados, que se ofreció en condiciones cómodas, incluyendo seguro de desgravamen que protegía a la familia una vez desaparecido el afiliado; lo que significaba que la vivienda quedaba en poder de sus deudos.

Desafortunadamente la inflación puso punto final a este tipo de préstamo.

Así, los gobiernos se atrincheran para financiar el déficit presupuestario prohibido por la ley, viejo argumento que tiene el objetivo de desviar la atención de fondo: se aplica mezquindad a los jubilados y pensionistas, pero se da ancha manga a la burocracia y a sus intereses.

Hay que redimir al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social para que termine la tentación de codicia de sus dineros depositados en el Banco Central y más propiedades, y deben hacerse investigaciones sobre funcionarios que sean autores de corrupción.

Julio Baquero Unda
Guayaquil