El estadio Monumental de Buenos Aires será un hervidero mañana (19h00 de Ecuador), cuando se enfrenten River Plate y el Boca Juniors en el partido de vuelta de las semifinales de la Copa Libertadores, para el cual se han agotado las entradas.

Por medidas de seguridad, tienen prohibido asistir al estadio riverplatense los hinchas del Boca Juniors –como sucedió la semana pasada con los del River en La Bombonera–, pero la prensa deportiva argentina asegura que habrá numerosos “infiltrados”.

Además de la publicación de fotografías de hinchas del Boca Juniors con entradas en su poder, ayer aparecieron en los medios gráficos anuncios con ofertas de entradas que se entregarán a domicilio a quienes quieran comprarlas, sin que para ello deban acreditar simpatías por uno u otro equipo en el clásico.

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Alrededor de 800 agentes formarán parte de la operación de seguridad dentro y fuera del estadio, en el que se reunirán alrededor de 62.000 aficionados.

El árbitro del choque, Héctor Baldassi, se ha concentrado en una finca de Buenos Aires para evitar presiones, medida que el Colegio de Árbitros ha aprobado y señalado como “oportuna”.

Los jugadores del River Plate han criticado versiones surgidas en el Boca Juniors, según las cuales existe un “complot” para favorecer a los riverplatenses en esta fase decisiva del torneo.

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En el encuentro de ida ganó el Boca Juniors por 1-0 con un gol del defensa Rolando Schiavi, por lo cual el River Plate deberá ganar por un tanto de diferencia para forzar los penaltis o por más para clasificarse finalista.

No estarán por expulsión Marcelo Gallardo y Ariel Garcé de River, y Raúl Cascini de Boca Juniors, que tendrá a su capitán, el volante Diego Cagna.