Cuatro mineros murieron en un socavón andino  del sur argentino, donde al menos otros 10 siguen atrapados a 600 metros  profundidad y con escasas posibilidades de ser rescatados vivos, informaron  este miércoles fuentes comunales locales. 
 
Los cuerpos de los cuatro trabajadores fallecidos en la mina de carbón de  Río Turbio, en la provincia de Santa Cruz (2.800 km al sudoeste), fueron  sacados por los socorristas, quienes en la mañana del miércoles reanudaron las  tareas de rescate en medio de grandes dificultades. 

El alcalde de Río Turbio, Matías Mazzú, dijo a la prensa que las esperanzas  de hallar con vida al resto de los trabajadores "son casi inexistentes" debido  a la gran concentración de monóxido de carbono provocada por el incendio que  desató la tragedia. 
 
Las últimas mediciones de nivel de monóxido de carbono superaban los  límites tolerables por el ser humano. 
 
El presidente Néstor Kirchner canceló este miércoles su actividad oficial y  viajó a la mina de carbón, ubicada en Santa Cruz, su provincia natal, para  informarse sobre las tareas de los rescatistas. 
 
Ocho socorristas avanzaban la mañana del miércoles por una galería de  ventilación, primero en vehículos y luego a pie, para llegar hasta donde están  bloqueados los mineros, a 600 m de profundidad y a unos 7 km de la entrada de  la mina. 
 
Otros brigadistas realizaban tareas contrarreloj para apagar los últimos  focos de incendio. 
 
Los equipos destinados a las tareas de rescate y extinción de incendios  están integrados por personal de Defensa Civil, Policía, bomberos, Gendarmería  y mineros. 
 
Un chispazo en una cinta transportadora de carbón provocó un fuerte  incendio y el derrumbe de varios túneles, según las primeras evaluaciones. 
 
Otros 43 mineros que estaban en la mina al momento del accidente lograron  escapar caminando y agarrándose de las manos. Primero habían intentado hacerlo  a bordo de un camión, pero el conductor chocó contra una columna a causa del  intenso humo. 
 
Según los especialistas, el chispazo hizo que de inmediato entrara en  combustión el grisú, la mezcla gaseosa de gas metano y aire muy inflamable y  explosiva que se desprende de las paredes de los yacimientos de carbón. 
 
Los expertos sellaron algunas entradas de oxígeno para evitar que se  propaguen los focos de fuego que aún no fueron controlados, e instalaron un  gran ventilador para que actúe como extractor de humo. 
 
"Estoy muy amargado por esta situación", dijo Kirchner el martes, en un  acto público en la patagónica provincia de Río Negro (sur). 
 
Kirchner había viajado hace apenas 12 días a esa localidad de Santa Cruz,  donde anunció inversiones para los yacimientos carboníferos, que ocupan a unos  1.100 obreros y son la fuente de ingresos de todos los habitantes del lugar.