La inflación en Estados Unidos subió un 0,6 por ciento en mayo, el mayor aumento en más de tres años, pero con las subidas concentradas en combustibles y alimentos, los mercados tomaron este martes con calma los datos de inflación.
 
Si se excluyen los precios más volátiles de combustibles y alimentos, la inflación subyacente aumentó el mes pasado un 0,2 por ciento, según el informe del Departamento de Trabajo de EEUU.
 
Los mercados tomaron el informe con parsimonia, mientras el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, repetía hoy ante el Comité de Banca del Senado el objetivo de su institución de frenar la inflación.
 
"En los últimos 25 años la Reserva Federal ha sido capaz de lidiar con las fuerzas inflacionarias" en medio de tribulaciones que han incluido derrumbes de los mercados financieros, y los atentados de 2001, dijo Greenspan a los senadores.
 
"Esos acontecimientos no nos han desviado de la búsqueda, y el logro eventual de la estabilidad de precios y la estabilidad económica más amplia que la acompaña", agregó.
 
Greenspan, que acudió a una audiencia de confirmación para un quinto mandato como presidente de la Reserva Federal, no se refirió directa y específicamente a los tipos de interés, y dijo a los legisladores que "debemos estar listos para afrontar una amplia gama de acontecimientos", incluidos otros atentados dentro de EE.UU.
 
La mayoría de los economistas esperaba un aumento del 0,5 por ciento en el Indice de Precios al Consumo (IPC) y del 0,2 por ciento en la inflación subyacente.
 
En mayo, los precios de la energía subieron un 4,6 por ciento, el mayor incremento desde enero, y los precios de los alimentos un 0,9 por ciento, la subida mensual más elevada en 14 años.
 
La inflación interanual se situó en mayo en un 3,1 por ciento, lo que significa el mayor incremento desde junio de 2001. En los cinco primeros meses de este año, el IPC ha subido a un ritmo anual del 5,1 por ciento.
 
Pero la inflación subyacente, que excluye los precios de los alimentos y los combustibles, ha bajado un 1,7 por ciento entre mayo de 2003 y mayo de este año.
 
De enero a mayo el también llamado núcleo del IPC ha aumentado a un ritmo anual del 2,9 por ciento, que es bastante por encima de la franja aceptable para la Reserva Federal del 1 al 2 por ciento.
 
El informe de hoy fortaleció la expectativa de los analistas que creen que en su reunión del 30 de junio el Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal aprobará un ajuste de la política monetaria que suba un cuarto de punto la tasa de interés interbancario, que se encuentra ahora en el 1 por ciento, la más baja desde 1958.
 
Otros analistas señalaron que el ritmo de inflación está acelerándose y ello podría llevar a que la Reserva Federal actúe de manera más agresiva y opte por un aumento de medio punto porcentual.
 
Para impulsar la economía de EE.UU., que en 2001 sufrió una recesión y se vio también afectada por los atentados de septiembre de ese año, la Reserva Federal ha mantenido una política monetaria generosa que llevó a los intereses a su nivel más bajo desde 1958.
 
Hasta su reunión de mayo, la Reserva Federal continuaba indicando que había pasado el peligro de una deflación, y que, si la presión inflacionaria generaba riesgos, estaba dispuesta a intervenir para aumentar los intereses a un ritmo mesurado.
 
Sin embargo, en días recientes, algunos responsables de la Reserva Federal, entre ellos Greenspan, han indicado que el banco central responderá con más decisión si la evolución de la inflación lo requiere, lo que aventura un aumento más rápido de las tasas de interés.
 
La confirmación de Greenspan al frente de la Reserva Federal está asegurada por la mayoría que los republicanos tienen en el Senado.
 
Pero a los mismos republicanos les preocupa que un incremento de los tipos de interés enfríe el entusiasmo de los consumidores y aminore el ritmo de la economía antes de las elecciones de noviembre, en las que el presidente George W. Bush buscará un segundo mandato en la Casa Blanca.