Según los agricultores, la única manera de salir de la crisis en el agro es trabajar unidos.
Cansados de perder constantemente su producción, pero con la esperanza de que las cosas cambiarán en Ecuador y se mejorará la vida de los agricultores en el campo, 283 productores de 5 asociaciones de base han formado la Corporación Ecuatoriana de Comercio e Industrialización de Productos Orgánicos, Corporito.
El sábado anterior se dieron cita en Bucay, agricultores de las Asociaciones de Productores Orgánicos Cerro Azul, de El Oro; Playa Seca, del cantón La Troncal, en Cañar; San Joaquín, del Guayas; La Clementina, del Chimborazo; y Nueva Unidad, de Cumandá, con el fin de posesionar el primer directorio de la naciente Corporación, que con el apoyo de la GTZ de Alemania, Iniap y Ecolsur revivirán las esperanzas de progreso a este sector.
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Nuestro afán es cimentar un proceso de desarrollo para dejar a nuestros hijos, expresó Cristóbal Castillo, gerente de Corporito, argumentando que la decisión fue tomada al ver que era imposible avanzar con las políticas actuales del Gobierno.
La aspiración es poder procesar la producción y darle un valor agregado, para lo cual estamos en conversaciones con algunas fábricas para hacer alianzas estratégicas y trabajar con ellos, porque sin presupuesto no podemos montar nuestras propias procesadoras, explico el directivo.
Víctor Marín, flamante presidente de la Corporación, indicó que están en capacidad de embarcar de
700 a 800 cajas de orito y 500 de banano morado, acotó que el principal problema que tienen en la actualidad y por el cual decidieron unirse es la comercialización; creemos que unidos podemos actuar mejor, es la única manera de conseguir una vida más digna en el campo.
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La Corporación tiene aproximadamente seis meses, pero con vida jurídica, mediante acuerdo ministerial, a partir del 5 de mayo, recordó el productor, que desde que el Programa de Modernización de los Servicios Agropecuarios, Promsa, a través de su componente de transferencia de tecnología, culminó su periodo, ningún otro organismo del Estado ha apoyado a la zona.
Cléver Argüello, vicepresidente de la asociación San Joaquín, dijo que desde noviembre no vende su producción y se han tenido que dejar abandonadas las plantaciones; enfatizó que las comercializadoras, como Noboa y Standard, han suspendido los cupos argumentando que no hay pedidos sobre esas frutas. “En quince años que llevo como productor de este banano es la primera vez que estamos en esta situación”, acotó el dirigente.