El australiano David Hicks, detenido en la basa naval de EE.UU. en Guantánamo (Cuba), será el tercer prisionero sometido a un tribunal militar por sus presuntas actividades terroristas en Afganistán, informó hoy el Pentágono.
 
Hicks, de 28 años, afronta cargos de conspiración para cometer crímenes de guerra, intento de homicidio y "ayudar al enemigo", delitos que pueden juzgarse en un tribunal militar, explicó el Pentágono en un comunicado.
 
El australiano fue detenido en Afganistán en 2001 y posteriormente trasladado, al igual que centenares más, a la base de Guantánamo.
 
Según las autoridades castrenses, Hicks recibió entrenamiento de la red terrorista Al Qaida en Afganistán, lo que le permitió realizar actividades de vigilancia contra las embajadas de EE.UU. y el Reino Unido en Kabul, la capital afgana.
 
Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, Hicks presuntamente viajó de Pakistán a Afganistán, donde luchó junto a otros extremistas de Al Qaeda contra las fuerzas de la coalición liderada por EE.UU.
 
El Pentágono indicó que Hicks adquirió un fusil automático AK-47, municiones y granadas para combatir a esas fuerzas.
 
Añadió que la fecha y los integrantes del tribunal militar serán seleccionados "más adelante", a la vez que aseguró que EE.UU. no pedirá la pena de muerte en este caso.
 
El abogado defensor asignado al caso, Michael Mori, insistió en que Hicks es inocente y "no ha violado ninguna ley de guerra y no debía ser acusado".
 
El Pentágono subrayó que los tribunales militares ofrecen a los detenidos un juicio justo porque, entre otras cosas, éstos requieren pruebas irrefutables sobre la culpabilidad del acusado y acceso gratuito a un abogado militar o la opción de uno civil, también pagado por el Gobierno de EE.UU.
 
Además, de ser declarado culpable Hicks, el gobierno australiano, así como la defensa, pueden solicitar la apelación del caso, dijo el Pentágono.
 
El yemení Ali Amza Ahmed Sulaiman al Bahlul y el sudanés Irahim Ahmed Mahmud al Qosi también serán sometidos a un proceso militar, acusados ambos de ser guardaespaldas y colaboradores del millonario de origen saudí Osama bin Laden.
 
Estados Unidos responsabiliza a Bin Laden de los atentados del 11 de septiembre de 2001, que causaron más de 3.000 muertos.
 
Los tres acusados forman parte de los más de 600 detenidos en la prisión que EE.UU. construyó en Guantánamo para internar a presuntos miembros de Al Qaida y del régimen talibán afgano, muchos de los cuales llevan más de dos años incomunicados, sin acceso a abogados y sin que se hayan presentado cargos en su contra.